Mirame ha crecido la lluvia que expande las hojas entre los
pies inseguros, ha crecido el frío de la tarde que no puede eliminar el abrigo,
ha crecido el viento antiecológico que tumba a los árboles de El Rebollar sobre las
cabezas de los corredores, ¿quién nos persigue?, no es el león, ni el lobo de
los ignorantes, es el miedo que nos atenaza los nervios del trabajo, que nos
oprime la mirada de los otros, ¿o el filo de la navaja?, muchacha, vete a tu
casa, te espera tu padre, es la ciudad envuelta en una turba desconocida de muchos ojos, a pesar de la luz, a pesar de
las farolas, al miedo a la noche, es como vivir desprotegido...
llueve y todo se vuelve silencioso, se detiene el corazón, la naturaleza reposa, absorbe la humedad que es necesaria para los tiempos de sequía; los montañeros se resguardan bajo la copa del pinus pinaster, parece que vivimos en un segundo otro mundo, desaparece el miedo y el espíritu se torna lento, nostálgico,en paz: la naturaleza se reconcilia con uno. Es suficiente-
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