sábado, 24 de abril de 2021

Día del libro: Marta Sanz

 



Suelo llevar pequeños lápices y papeles en los bolsillos de los pantalones, donde escribo títulos de libros que quiero comprar, o notas que me interesan. Ayer, día del libro, fui a una librería para comprar una obra de la filóloga  y escritora Marta Sanz. Pero no llevaba el papel –lo había dejado en otro pantalón- con la obra escrita y compré

 AMOR FOU, de Marta Sanz

Marta, por qué este título? ¿Has tenido algún sueño? No lo entiendo.

Cuando se termina la lectura de esta, llamémosla historia, no novela, sobre la que nos dice la autora , que no pudo hacer un “esfuerzo por ordenarla”, historia sin trascendencia, ni sueño narrativo, cuyo objetivo, parece ser, es crear “algo políticamente correcto” o “historia progresista” con los elementos necesarios para así calificarla: trío matrimonial, niña okupa detenida por herir a un policía (os suena?), matrimonio progresista y civilizado, madre testigo de Jehová (un poco anticuado!), homosexualidad,…¿algún ingrediente más?  ..la idea que queda en el lector – aunque en su “epílogo” la autora parece que quiere mostrar lo contrario- es que se trata de una historia “burguesita” sin aportar reflexiones o debates de contenido nuevos ni rasgos estilísticos predominantes.

Parece que el título “Amor fou” nos induciría a interpretar, filológicamente, algunos elementos amorosos, subidos de tono; pero ni siquiera. La historia simplemente contiene burdas insinuaciones, tal y como pueden salir de la boca sin ningún tipo de reflexión, ni lirismo en las descripciones que adornan el amor o el erotismo. Observemos algunos casos:” bulto colgante en bragueta suelta”,”..nuestro clítoris es un pellejo alargadísimo que refregamos contra las esquinas de los sanitarios del cuarto de baño”, “…porque necesitaba una madre y una hermana y una mujer que le chupara la polla”, “..me daba un beso lento  en la madriguera musgosa de mi boca”…se trata del uso de un lenguaje cotidiano, a nivel morfológico, sin apenas lirismo, simplemente narrativo: “se tocan…, se besan,…se pellizcan…”, simplemente acciones que se aproximan más a lo vulgar que a un sutil conocimiento del erotismo o de la sexualidad.

La historia de la “novela progresista”: una mujer que tiene relación con dos hombres y cuyo marido acaba injustamente encarcelado por una falsa denuncia, interpretada desde la visión de los personajes de cómo son y actúan tiene su sentido y sobre todo hoy, con tantos mirones al estilo de Raymond y sus apuntes sobre lo que observa, que merecen un mayor comentario. Pero para mí lo mas destacable es el engarce sintáctico que se manifiesta cortante, sorpresivo e hilarante al final del período oracional: “..mientras ella se mira en el espejo y da vueltas y revueltas? Sin encontrar un solo recodo que no recuerde el desgarbo de los caballos de labor o la delgadez de las arañas” (¿exagerada, no? Esas comparaciones, semejanzas, abundantes enumeraciones al final del período sintáctico resultan llamativas, novedosa, o a veces insultantes. Pero quizás sean lo mejor de la obra

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martes, 13 de abril de 2021

Presencias


 Paseo por el Retiro y me detengo en Casa de Vacas. No me apetece mucho ver exposiciones con esta pandemia, por si acaso. Es después de comer y hay un nutrido grupo de visitantes, a pesar de la hora. Luego, cuando entro en la exposición, lo entiendo. Me encuentro con escultores de la talla de Francisco López Hernández y Julio López Hernández, realistas. Se presenta una exposición variada, que en el Cartel se nos indica corresponde a un grupo de escultores que realizan una labor docente en la Universidad Complutense. La calidad, pienso, está asegurada.  Claro, dentro de unos límites,el realismo, el arte imaginativo o figurativo en algunos casos. Escultura clásica, dentro de lo que se puede esperar.


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sábado, 10 de abril de 2021

Vacunas


 No me llames negacionista, no lo soy.

Si una persona no es propensa a tomar medicamentos, que, si bien es cierto, curan dolencias y pesares, pero también dejan secuelas; ni no es aficionado a revisiones médicas saludables, que le originan el miedo, la falta de conciencia o ciencia, o la creencia de que cuando llegue la hora,  ha llegado; escuchar monsergas sobre salud a ignorantes políticos o a científicos políticos, produce sonrojo y verguenza,y sobre todo si estás en tus cabales, desprecio y crítica, independientemente de los hábitos de nuestra sociedad cada vez más dada a los medicamentos, como los niños pequeños en su deseo por las grageas de colores o caramelos, sin olvidar hoy la propaganda mediática de las redes sociales que eliminan cualquier aspecto crítico mostrando imágenes del paraíso soñado, cuando oyes decir: “  Estaba deseando vacunarme”,”He venido a ver si podía vacunarme, pero no me tocaba”; “Me da igual cualquier vacuna”(lo mismo es el jamón que el chorizo”), “Quería vacunarme, para hacer vida normal”, etc.

Pero nadie dice:”Nos tratan como niños que hay que vacunarlos del sarampión”, “Nadie pide responsabilidades a China por el problema que han creado”, “Es una vergüenza que tengamos que vacunarnos con una vacuna que produce trombos y que solo científicamente se experimentó con menores de 50 años”, “Los políticos nos engañan constantemente y las televisiones hacen lo mismo: hoy dicen una cosa y mañana otra”,etc.

Vivimos en una época y tiempo global, es decir, en cualquier lugar –en el globo, la tierra- las noticias son las mismas, los pensamientos parecidos o idénticos, la cultura desaparecida, los filósofos muertos y los científicos, políticos. Así no se puede.¿Hasta cuando, Catilina?   

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