Es decir, otoño. Es de mañana. El sol se resiste a salir, cuando la garza ceniza observa el panorama, en plan vigía, en medio del estanque. Todo está en orden. Ierática, como si fuera una escultura de piedra, la miro, inocente, pensando que es una estatua, en este jardín japonés de Pamplona.Todavía perdura el rocío, a la vez que los patos juguetean, persiguiéndose como si fuera primavera. Será el color amarillo, mezclado con el verde, que todo lo trastoca en alegría y paz. Mientras siga ahí la garza, la naturaleza permanecerá en orden.
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