Huelva, en un lado, en el jardín de Zafra, al lado de las marismas, salida al Atlántico, tiene un Museo al aire libre, lo mismo que Aracena. Es un jardín por donde corren los aficionados al ejercicio, por las mañanas y los jubilados que quieren tomar una racion de gambas una vez hecho el ejercicio de todo jubilado: el caminar. Si se observa muchas de las esculturas puestas en este paseo son semejantes -algunas- a las de Aracena. ¡Tampoco estan tan lejos! Da igual, merecen la pena.
Aracena es un pueblo de Huelva lleno de ideas,también de esculturas al aire libre, esculturas en sus calles. Su turismo reside en la Gruta de las Maravillas, ya de por sí una gran atracción, digna de ver. Pero además se ha decorado el pueblo, como otros, con esculturas que se han repartido por todo el pueblo: Rodeando la entrada a la Gruta, rodeando la entrada al Museo del Jamón, para aquellos que el arte no significa nada, a no ser "el de comer que se fragua en la oficina del estómago". También hay esculturas a la entrada del pueblo con ese ruido de los niños y jóvenes a la salida del recreo, en esa plazoleta que conserva el regato por donde circula el agua para que las señoras de otros tiempos se acercaban a lavar la ropa.
Aracena es un pueblo de Huelva lleno de ideas,también de esculturas al aire libre, esculturas en sus calles. Su turismo reside en la Gruta de las Maravillas, ya de por sí una gran atracción, digna de ver. Pero además se ha decorado el pueblo, como otros, con esculturas que se han repartido por todo el pueblo: Rodeando la entrada a la Gruta, rodeando la entrada al Museo del Jamón, para aquellos que el arte no significa nada, a no ser "el de comer que se fragua en la oficina del estómago". También hay esculturas a la entrada del pueblo con ese ruido de los niños y jóvenes a la salida del recreo, en esa plazoleta que conserva el regato por donde circula el agua para que las señoras de otros tiempos se acercaban a lavar la ropa.
Por eso caminamos mezclados con la sabiduría que las calles nos trasmiten, a quienes nos trasmiten, y el que no, al jamón para reponer fuerzas, y para viajar imaginando a los antepasados a la Gruta. Solo que el Museo al aire libre está un poco abandonado, en sus esculturas cubiertas de polvo, en el suelo y el espacio sucio, a veces hasta pintado.
Un descanso en Aracena es una mirada a lo que somos y queremos conservar. Merece la pena.
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