lunes, 27 de abril de 2020

COVID-19

Brote de coronavirus y coronavirus antecedentes de gripe como casos peligrosos de cepa de gripe como concepto de riesgo médico pandémico con células de la enfermedad como un trasplante 3DHe ido a hacerme un test, PCR
y no he podido, están nacionalizados.
Que mal suena: estado de alarma, estado de excepción, confinamiento, reclusión…hasta quedarse en casa…que mal suena
Que mal suena…
Y no es que me cueste gran cosa
Y no es que me encuentre en un chalet con mil metros de parcela
ni en un palacio
ni en la playa
sino en un simple piso.
Tendré coronavirus?
Que mal suena cuando en la familia tienes muertos
nadie responde
nadie se hace responsable
nadie quiere acordarse de ellos
ni el Dr. Simón, ni el copista Pedro
nadie.
Y no es que yo me queje
Siento no poder tomar esta mañana o  tarde
un café en el bar,
siento no poder  curiosear los museos de arte,
siento no sentir el viento que me eleva la moral,.
pero no me quejo
a pesar de obligarme a hacer las labores de la casa,
que si barro, que si cocino, que si  friego o leo,
que si limpio el polvo entre los libros, que si ordeno..
Son tareas
tareas más fáciles que arrancar los espárragos del campo,
varear los árboles frutales para coger sus guindas o cerezas,
sacar unas zanahorias del fondo del subsuelo,,,,
Sé, que mejor, posiblemente quien sabe, estaría mirando el oleaje del mar,
sintiendo el latir de la pradera en una tarde vencida,
tumbado en cualquiera de los surcos de la enorme Castilla
cómo pasan las nubes,  cómo camina el día, cómo surgen las estrellas…
pero no me quejo, aunque suene mal confinamiento, quedarse en casa…
tengo que soportar a mi vecina pensionista que corra como loca por el pasillo
de la casa casi antes del amanecer
o al vecino que se pasa todo el día escuchando a Pavoroti
o cumplir con las obligaciones sociales de salir a la ventana a aplaudir
sin ganas, a las ocho; aunque prefiero dar caceroladas, me relaja más , a las nueve,
obligaciones sociales, sin saber quienes son los socios.
Y lo aguanto sin quejarme
Escuchando las quejas de los niños en las casas por no salir a la calle,
haciendo que los niños –antes no se permitía- sirvan de anuncios
a las televisiones gubernamentales:”quedaos en casa..”,
viendo imágines inútiles de representantes del gobierno, de periodistas
desinformados de cómo se pone una mascarilla o cuánto tiempo dura
(recordad el caso de la Ministra de Trabajo explicándonos que es un ERTE 
como si fuéramos subnormales)
discutiendo qué es una prueba, o un PCR, si debes llevar mascarilla o no,
si deben salir los mayores o no…
¿Nos hemos vuelto locos?
Y lo aguanto sin quejarme
si lo pudieran recibir: ver, oír,..nuestros mayores..
Pero ellos ya sólo saben decir que se encuentran muy mal,
que no saben qué les pasa –es la sintomatología del Covid-
Pero los PCR están nacionalizados, y los mayores mueren,
a pesar de que por Alicante hay una fábrica que te ofrece todos los PCR que quieras
Antes nos dijeron: esto es como una gripe
Ahora nos dicen: No saben interpretar los PCR
Están locos?
A mí todo esto me suena muy mal: confinamiento, reclusión,…
¿Qué quieren, que nos tenga que rescatar Europa?
¿Qué quieren, paro, bajada de pensiones, bajada de sueldos..?
Debo ya empezar a quejarme?
No, no tengo motivos, los que han muerto sí
que no salen en la televisión, que nadie los menciona,
“¡Qué solos se quedan los muertos!”

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miércoles, 22 de abril de 2020

DÍA DEL LIBRO


23 DE ABRIL, día del libro
Acabo de releer dos obras que hace años me parecieron bastante buenas por su narrativa. Hoy, en la madurez, las he encontrado, bastante regulares. Pero como es el Día del libro te las aconsejo por si no las has leído,  con algunas observaciones personales. Son: El jinete Polaco de A. Muñoz Molina y El lápiz del carpintero de Manuel Rivas. Por supuesto nada que ver con los grandes narradores de literatura, pongamos por caso, en España, Rafael Chirbes.
La primera, El jinete polaco,  es voluminosa y a veces  hasta resulta pesada por la insistencia en las mismas situaciones, hechos y lugares. La salva la facilidad narrativa, ligera, ágil e imaginativa, del autor. Muñoz Molina configura un retrato familiar en un pueblo andaluz, Mágina, pero recreando en parte el mundo de los bisabuelos, abuelos  y padres, así como su mundo y abarcando en esa relación diferentes personajes del pueblo a los que atribuye una intención política: el comandante, el fotógrafo, el médico, y otros personajes. A su vez nos cuenta de cómo se pasaba  la infancia y juventud de aquella época en los pueblos, tradiciones y costumbres, trabajo, estudio y amores, su vida de traductor y su relación con una chica del pueblo: Nadia Galaz.
Si eres de pueblo, villa o aldea este libro te puede interesar, porque es lo que hemos vivido todos. Te pongo algunos hábitos que eran comunes en toda España y que refleja muy bien Molina:
-El chocolate había que comérselo muy despacio, bocados chicos y mucho pan, repetía mi madre, no solo para que durara más, sino porque si uno se lo comía demasiado aprisa podía hacerle daño en el estómago. En todas las cosas usuales se escondían propiedades maléficas: el agua demasiado fría del botijo podía matarlo a uno de calenturas, entre el musgo de los tejados se criaban serpientes venenosas que algunas veces caían a la calle y a las que sólo podía movilizar y volver inofensivas el quinto hijo de una descendencia de varones, si uno era capaz de contar todas las estrellas en una noche de verano lo mataba Dios, si no se apagaba el brasero antes de irse a dormir la candela soltaba un humo que envenenaba a la gente dormida.(pág.173)……………..al que comía hierba se le hinchaba el vientre y se caía muerto en mitad de la calle (Pág.174)
-….pero el peligro parecía la condición más habitual del mundo, no acercarse a los gatos para que no arañaran, ni a los cascos de los caballos y los mulos, porque podían aplastarle a uno la cabeza, no ponerse bajo los aleros en los días de viento, porque una teja podía matarlo a uno…., no beber el agua donde hubieran escupido las salamanquesas, no descansar a la sombra en invierno para que no le diera a uno una pulmonía, no exponerse a los pasos del aire, que le dejaban a uno idiota y con la boca torcida y los ojos vueltos, no aceptar los caramelos de los desconocidos, que podían ser tísicos…., no respirar el aire inundado de gas, no tocar los enchufes, no mirar demasiado tiempo hacia ese  aparato…(pág.176)
-El halago de los malos amigos, que sólo contarían con uno mientras tuviera cinco duros en el bolsillo, el resplandor turbio de los bares, , la atracción de las mujeres que practicaban en los hombres incautos un vampirismo que los enloquecía y los acababa consumiendo,…, la blandura que traía consigo la pereza y la comida no ganada duramente….(pág.198)
-Todo era inverosímil: las familias en cuyos cortijos trabajaba mi abuelo en su juventud ahora estaban en la ruina, y sus palacios eran derribados para construir bloques de pisos. Los hijos desobedecían a los padres y abandonaban el campo para trabajar en la construcción, en los talleres de coches o carpintería metálica; las mujeres fumaban en público y llevaban pantalones, los hombres se dejaban el pelo largo y parecían mujeres, a los cantantes no se les entendía, se estaba volviendo habitual el escándalo…..
Pero todo en el fondo era falso: la carne de los pollos gigantes sabía a paja, los huevos de las gallinas condenadas al insomnio en las granjas modernas tenían las yemas pálidas y no alimentaban, la leche de botella debilitaba a los niños, el butano era más venenoso que el humo de un brasero mal apagado y podía estallar  como una bomba derrumbando casas enteras, la luz de los televisores podía dejarlos ciego a uno, los cantantes de la televisión en realidad no cantaban, sólo movían los labios y agitaban las caderas, la mitad de ls noticias que daban en los telediarios eran mentiras, los americanos no habían llegado a la luna..(pág.245)
-Creía con inquebrantable candidez en esas cosas:que el saber no ocupaba lugar, que el mundo era un pañuelo, que preguntando se llegaba a Roma, que la mejor lotería era el trabajo y la economía.(pág. 250)



La segunda, con un estilo más conciso y breve, y menos voluminosa, nos sitúa en plena guerra civil sobre un personaje llamativo, por sus ideas “avanzadas” y su actividad voluntariosa a favor de los demás : el doctor Da Barca, cuyo paso por la cárcel fue una verdadera y cruel aventura y el grupo de personajes que le rodea: Antonio Vidal, el carpintero, Marisa Mallo, la novia del doctor, el guardia Herbal, el sargento Landesa, etc.El periodista Calos Sousa va a investigar la vida de este doctor, una vez pasada la guerra, y nos introduce en una historia pasada y a la vez presente de aquellos personajes. Algunas frases de la obra:
-“las  fronteras de verdad son aquellas que mantienen a los hombres apartados del pastel”
-“..el humano no es fruto de la perfección, sino de una enfermedad”
-Que en el mundo no había nadie suficientemente bueno como para mandar sobre otro sin su consentimiento. Que la unión entre hombre y mujer tenía que ser libre, sin más anillo ni argolla que el amor y la responsabilidad.        
-La peor enfermedad que podemos contraer es la de la suspensión de las conciencias.



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jueves, 16 de abril de 2020

Mas Coronavirus

Pin en Lazo negro

Más coronavirus, quiero decir más muertos


Mira la tarde, qué cara de tristeza, el 16 de abril, primavera.
Hoy, Dios mío, 19.130 muertos.
¿Por qué no estamos de luto?
Uno ya no se asombra de nada, ni aunque llegáramos a 50.000 muertos, que Dios quiera no lleguemos.
La vida seguiría lo mismo:”Todos juntos lo vamos a superar, resistiré, nadie se va a quedar fuera” ¿Os suena este mantra? Ya es excesivo-
O preferís este otro:”más muertos en Italia, y también en Estados Unidos, en cambio Francia…”o “el señor Boris ya salió del hospital, y el señor Trump recibe la primera manifestación contra el coronavirus” Y ¿aquí, cuándo nos vamos a manifestar? Somos el número uno de muertos en relación al número de habitantes.¡Qué afición con otros países! Siempre son los mismos, al unísono, los que tienen todos los medios, ahora hasta el whassap nos lo limitan.
O seguís con mayor atención y entusiasmo el aplauso de las ocho, y no la cacerolada de la nueve, o la intrascendencia de lo que sufren los niños en las casas, obligándoles a decir: “quédate e casa, entre todos lo superaremos”
Todo distracciones. 
A mí no me interesan. Sólo quiero saber de política:¿ Cuántos muertos llevamos en el Registro Civil? ¿Cuántos Test y guantes y mascarillas tenemos en las farmacias? ¿Cuántos respiradores? ¿Quién ha comprado todo este material y a quién? ¿Qué se ha hecho con el material defectuoso?¿Se han cobrado comisiones por defender a los sanitarios?¿Por qué no se han puesto respiradores a los mayores de 60 años?...Podría seguir haciendo miles de preguntas -igual que tú- sobre la epidemia del coronavirus que ninguna televisión contesta ni ningún artista se manifiesta, como en Estados Unidos.
Y mientras tanto, nuestro país se llena de féretros, que no hay donde enterrarlos, y ni siquiera en los medios le dan entrada a los muertos, es decir, a sus familiares- Todo controlado.   




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miércoles, 8 de abril de 2020

Coronavirus colapsado




Esta tarde de abril, en parte soleada, me asomo a la ventana para aplaudir por los sanitarios. No es mi estilo: nada de emociones, prefiero hechos. Percibo en el viento de la tarde un olor raro, de epidemia. Será mi sensación. No hay que dejarse llevar por los síntomas, pero sí hay que ser eficaz. Lo de salir a las ventanas se está convirtiendo en un desahogo personal con los vecinos. Otros, corren en la casa. Alguien se subirá por las paredes. El sol de la tarde me ilumina, y lo noto tristón. Ese amarillo que proyecta quema mal, como el carburador de los coches, como las pestes en los lugares contaminados, como todo ser viviente muerto con el paso del tiempo. El virus sigue circulando. Tan pronto, no quiero morir. Compadezco a los sanitarios que los han mandado al matadero.¿Esta es la sanidad avanzada que tenemos? ¿Este es el periodismo crítico que investiga las muertes que se están produciendo?¿Qué está más corrompido en este país? Otros hablan de colapso en sentido amplio, para decir que cuando todo esto pase, la vuelta será mejor. Yo no lo creo. Imposible. Ninguna persona se hace mejor de la noche a la mañana. Se oye decir: con nosotros nadie se quedará atrás. Pero son incapaces de rebajarse el sueldo de lo que no trabajan.¿Cómo hemos de creer en promesas vacías? Si fuera como dicen, se hubieran bajado el sueldo un 10 por ciento, como se está haciendo con muchos trabajadores. No dan ejemplo.
El sol de la tarde entristecido se oculta tras unas nubes negras. No nos depara nada nuevo. El canto repetitivo del ruiseñor resulta demasiado desolador. Estamos en tiempo de luto, de crespones, de lloros y desconsuelos de familiares que no pueden enterrar a sus seres queridos. Esto sí que es un colapso…. de féretros.


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sábado, 4 de abril de 2020

Coronavirus novelesco


Era el tiempo de los fríos y cambios de temperatura; era el tiempo del abrigo y de los resfriados, mientras las redes sociales seguían en otros asuntos: reuniones sociales, fiesta de la mujer, partidos futbolísticos, encuentros juveniles, conciertos de juventud, etc…Y, de pronto, se escapó una imagen en los telediarios: en el oriente, un país comunista, de mando único, llamado China, enormemente poblado, estaba constipado. Estaba tan constipado que las personas resfriadas no cabían en los hospitales, y como son tantos, El mando Único decidió ponerse a construir más hospitales para dar cabida a aquella muchedumbre enferma. Un solar enorme se convirtió en un conglomerado de grúas y personas que trabajaban denodadamente, día y noche,.¿Se habrán vuelto locos los chinos? El número de enfermos no era tan numeroso, casi ridículo para aquella barahúnda de trabajadores. Aparecieron imágenes de mercados grasientos con toda clase de animales muertos que ahora se cerraban. Se habló de contagio. ¿Contagio de qué? ¿de animales a humanos? El mutismo era evidente. Ya la sospecha se hizo realidad: no se trataba de un resfriado, sino de un virus con corona. Mientras tanto, los países lejanos estaban en fiesta. Embriagados no atendieron a estas imágenes. Nadie se preocupó de nada. Posiblemente alguien habló y se le ignoró. Mejor seguir con las fiestas. Era otro tiempo, en la lejanía. Se huyó de ser hormiga, y se prefirió seguir cantando. Todas las televisiones seguían el mismo canto al son de las subvenciones de sus dirigentes. Aparecieron charlatanes que callaban a las hormigas. ¿Cómo no celebrar la primavera, la manifestación, el fútbol, el concierto…? Pero de la noche a la mañana lo lejano se convirtió en cercano. Nadie sabía: se ignoraba los primeros síntomas de fiebre, las caras coloradas, el dolor de cabeza, los estornudos de la primavera..Pero ya estaba aquí, y la cigarra seguía cantando. “Es mejor morir cantando que vivir oprimido” Había venido en avión, raudo, veloz. Había venido  por los que no querían fiesta. Tan lejos y tan cerca. Los que tenían poder miraban para otro lado. Decían que era una simple gripe primaveral. Ya no recordaban las grúas chinas, y eso que se llaman comunistas. Nadie quería recordarlas, ni siquiera las televisiones y sus charlatanes. Empezaron a decir: nadie lo esperaba. ¿Serás tonto? Lo vimos por tu televisión que decía lo contrario y ahora nos dices nadie lo esperaba. Y de pronto nos pilló el toro –y eso que quieren quitar las corridas de toros!- Hoy somos el país de oriente en grado sumo. Construimos a toda teja hospitales porque ya los enfermos no tienen cabida en los que existen –y mira que se habían hecho hospitales en los últimos años, se dijo: burbuja de hospitales- Y los muertos suben y suben. Y los del mando y las televisiones ya no recuerdan. Están mudas, acríticas. Las calles, vacías; las ciudades, vacías;  los pueblos, sin gente porque mueren…Es el tiempo de los muertos, como dice el Eclesiastés: Hay un tiempo para nacer/y un tiempo para morir”.
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