Después de la noche anterior, tras el recorrido nocturno con la Guía Turística Peruana, que parecía repetirnos el mismo recorrido por el Barrio Judío que ya conocíamos con el Guía Mexicano, decidió introducirnos en lo más típico, desde mi punto de vista de dicho Barrio que son sus callejuelas llenas de gaffitis, hasta terminar en el Parlamento y la Puerta de Brandeburgo, decidimos al día siguiente caminar la ciudad y abandonar los autobuses y explicaciones grupales. El tema no estuvo mal porque percibimos lo grande que es esta ciudad, visitando de nuevo la isla de los Museos y las calles principales pasando por las catedrales y reponiendo fuerzas en una excelente chocolatería, donde compramos una bolsa de chocolates que nos dio fuerza para todo el camino. En este recorrido nos encontramos, sin buscar, con la Galería Nacional de arte, que también estaba en obras, en toda la planta de arriba y que tuvimos que recorrer apresuradamente, pensando, que lo que teníamos que ver, que sólo era una planta, no nos iba a dar tiempo dada la hora ante nuestra flaqueza en el uso del alemán, y para colmo, sin que me funcionara el internet en este país.Lo que presenta la Galería no es nada novedoso para mí, es una repetición de lo conocido y bastante veces visto, aquí mismo en España .
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