Oh dioses del sacromonte, dioses
del Olimpo, montaña de las montañas, cobijo de los dioses, encuentro del espíritu,
donde se dieron leyes para los humanos.
Antes dioses invisibles, del
viento, del sol, de los truenos y relámpagos , dioses naturales.
Dioses babilónicos, sirios y
egipcios; los nuestros dioses griegos y romanos: de la luna: Artemisa; del sol:
Apolo; del fuego: Hefesto; de la tierra: Hera; del amor: Afrodita,…Ya está bien…dioses
a los que nadie creía, solo cambio de nombre.
Como podía ser así la vida? Qué
paisaje corría por el corazón de los humanos para creer en esta historia? Solamente
una: crear el dios humano: el héroe, el emperador, el rey,..
Oh dioses del engaño respaldados
por el orden y la ley de la época, leyes de engaños que el orden estableció sin
poder salir; pues al incumplir llegaba el castigo y el calabozo. Y también la
guerra.
A los viejos dioses, viejos
guerreros, hoy: nuevos dioses, viejos guerreros: desde el descuartizamiento
mediante desollado humano en los Incas hasta el NAPALM de la segunda guerra
mundial, todo en nombre de la ley y el orden.
¿Viejos o nuevos dioses y
guerreros, para qué?
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