Tamara de Lempicka. Painter
No sabías que me importabas por eso te respeté.
¡Qué casualidad,... respeté hasta tus manos de mujer
que en ti me parecieron las manos de Eva, que suavemente
estaban hechas para rodear con ternura aquella cabeza mientras te besaba.
No sabías que me ilusionabas por eso te admiraba.
¡Que coincidencia,... admiraba tu voz candente de palabras
que en ti sin decir nada murmuraban vastos universos, que yo imaginaba
construidos con sueños en los más recónditos rincones de la ciudad .
No sabías que yo te quería por eso te pedí un beso.
¡Qué prodigio,... pedir tan poco de ti, sólo tus labios
que no cuestan dinero pero que posiblemente llenarían de ternura
los vastos mundos vacíos que en el ser humano se construye aquí.
¡No sabías que me importabas ni me ilusionabas ni te quería...
No sabías del vacío que dejaste al llevarte mi vacio...!
martes, 31 de agosto de 2010
IGNORANCIA
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