De nuevo Pessoa: ULTIMÁTUM
¡Orden de desahucio a los mandarines de Europa!
¡Fuera!
¡Fuera tú, Anatole France, Epicuro de farmacopea
homeopática, tenia–Jaurés del Ancien Régime, ensalada de Renan-Flaubert
en loza del siglo diecisiete, falsificada!
¡Fuera tú, Maurice Barrés, feminista de la Acción,
Chateaubriand de paredes desnudas, alcahuete teatral de la patria de pasquín,
moho de Lorena, ropavejero de los muertos ajenos, que viste de su comercio!
¡Fuera tú, Bourget de las almas, farolero de las
partículas ajenas, psicólogo de tapa de blasón, grosero snob plebeyo,
subrayando con regla mellada los mandamientos de la iglesia!
¡Fuera tú, mercadería Kipling, hombre-práctico del
verso, imperialista de las chatarras, épico para Majuba y Colenso, Empire-Day
del argot de los uniformes, tramp-streamer de la baja inmortalidad!
¡Fuera! ¡Fuera!
¡Fuera tú, George Bernard Shaw, vegetariano de la
paradoja, charlatán de la sinceridad, tumor frío del ibsenismo, buscavidas de
la intelectualidad inesperada, Kilkenny-Cat de ti mismo, Irish Melody
calvinista con letra de El Origen de las Especies!
¡Fuera tú, H.G. Wells, imaginativo de yeso,
sacacorchos de cartón para la botella de la Complejidad!
¡Fuera tú, G. K. Chesterton, cristianismo para uso
de prestidigitadores, barril de cerveza al pie del altar, adiposidad de la
dialéctica cockney con el horror al jabón influyendo en la limpieza de
los raciocinios!
¡Fuera tú, Yeats de la céltica bruma alrededor de un
poste sin indicaciones, saco de podredumbre arrojado a la playa desde el
naufragio del simbolismo inglés!
¡Fuera! ¡Fuera!
¡Fuera tú, Rapagnetta-D’Annunzio, banalidad en
caracteres griegos, «Don Juan en Patmos» (solo de trombón)!
¡Y tú, Maeterlinck, chimenea del Misterio apagado!
¡Y tú, Loti, sopa salada, fría!
¡Y finalmente tú, Rostand–tand–tand–tand–tand–tand–tand–tand!
¡Fuera! ¡Fuera! ¡Fuera!
¡Y se hubiera otros que falten, búsquenlos por ahí,
en un rincón!
¡Sáquenme todo eso de enfrente!
¡Fuera con todo eso! ¡Fuera!
¡Ah! ¡¿Que haces tú en la celebridad, Guillermo
Segundo de Alemania, zurdo manco del brazo izquierdo, Bismarck incompleto
ahogando el fuego?!
¡¿Quién eres tú, tú el de la melena socialista,
David Lloyd George, payaso de gorro frigio hecho de Union Jacks?!
¿Y tú, Venizelos, rebanada de Péricles con manteca,
caída en el suelo de manteca?
¡Y tú, cualquier otro, todos los otros, sopa de pan
Briand-Dato. Boselli de la incompetencia ante los hechos, todos los estadistas
pan-de-guerra que datan de mucho antes de la guerra! ¡Todos! ¡Todos! ¡Todos!
¡Basura, deshecho, chusma provinciana, malandraje intelectual!
¡Y todos los jefes de estado, incompetentes al
desnudo, cubos de basura volcados a la puerta de la Insuficiencia de la Época!
¡Sáquenme todo eso de enfrente!
¡Dispongan haces de paja y pónganlos a fingir que
son otra gente!
¡Fuera todo! ¡Fuera todo!
¡Ultimátum a todos ellos, y a todos los otros que
sean como todos ellos!
Si no quieren salir, que se queden y que se laven.
¡Falencia general de todo a causa de todos!
¡Falencia general de todos a causa de todo!
¡Falencia de los pueblos y de los destinos: falencia
total!
¡Desfile de las naciones bajo mi Desprecio!
¡Tú, ambición italiana, perro faldero llamado César!
¡Tú, «esfuerzo francés», gallo desplumado con la
piel pintada de plumas! (¡No le den mucha cuerda, sino se parte!)
¡Tú, organización británica, con Kitchener en
el fondo del mar justamente desde el principio de la guerra!
(¡It's a long, long way to Tipperary and a jolly
sight longer way to Berlin!)
¡Tú, cultura alemana, Esparta podrida con aceite de
cristismo y vinagre de nietzschenización, colmena de lata, desbordamiento
imperialoide amarrado de servilismo!
¡Tú, Austria súbdita, mixtura de sub-razas, batiente
de puerta tipo K!
¡Tú, Von Bélgica, heroica a la fuerza, límpiate la
mano en la pared que fuiste!
¡Tú, esclavitud rusa, Europa de malayos, liberados
del muelle que oprimía porque el muelle se rompió!
¡Tú, «imperialismo» español, salero en política, con
toreros de sambenito en las almas a la vuelta de la esquina y cualidades
guerreras enterradas en Marruecos!
¡Tú, Estados Unidos de América, síntesis-bastarda de
la baja-Europa, ajo de la sopa transatlántica, pronunciación nasal del
modernismo inestético!
¡Y tú, Portugal-centavos, restos de Monarquía
pudriéndose en República, extrema-unción-burla de la Desgracia, colaboración
artificial en la guerra con vergüenzas naturales en África!
¡Y tú, Brasil, «república hermana», broma de Pedro
Álvares Cabral, que ni te quería descubrir!
¡Pónganme un trapo encima de todo eso!
¡Ciérrenme eso con llave y arrojen la llave!
¿Dónde están los antiguos, las fuerzas, los hombres,
los guías, los guardianes?
¡Van a los cementerios, que hoy son sólo nombres en
las lápidas!
¡Ahora la filosofía es que haya muerto Fouillée!
¡Ahora el arte es que haya quedado Rodin!
¡Ahora la literatura es que Barrès signifique!
¡Ahora la crítica es que haya bestias que no llaman
bestia a Bourget!
¡Ahora la política es la degeneración grasienta de
la organización de la incompetencia!
¡Ahora la religión es el catolicismo militante de
los taberneros de la fe, el entusiasmo cocina-francesa de los Maurras de la
razón-descascarada, es el exhibicionismo de los pragmatistas cristianos, de los
intuicionistas católicos, de los ritualistas nirvánicos, todos ellos agentes
publicitarios de Dios!
¡Ahora es la guerra, juego del “yo no fui” del lado
de acá y juego del rin-raje del lado de allá!
¡Me sofoca tener sólo esto a mi alrededor!
¡Déjenme respirar!
¡Abran todas las ventanas!
¡Abran más ventanas que todas las ventanas que hay
en el mundo!
¡Ninguna idea grande, o noción completa o ambición
imperial de emperador-nato! ¡Ninguna idea de estructura, ningún sentido del
Edificio, ningún afán de lo Orgánico-Creado!
¡Ni un pequeño Pitt, ni un Goethe de cartón, ni un
Napoleón de Nüremberg!
¡Ni una corriente literaria que sea siquiera la
sombra del romanticismo al mediodía!
¡Ni un impulso militar que tenga siquiera el vago
aroma de un Austerlitz!
¡Ni una corriente política que suene a un grano de
idea al agitar el sonajero, oh Cayos Gracos del tamborilear en los cristales!
¡Época vil de los secundarios, de los aproximados,
de los lacayos con aspiraciones de lacayos a ser reyes-lacayos!
¡Lacayos que no sabéis tener la Aspiración,
burgueses del Deseo, extraviados del mostrador instintivo! ¡Sí, todos vosotros
que representan a Europa, todos vosotros que sois políticos notables en todo el
mundo, que sois literatos meneurs de corrientes europeas, que sois
alguna cosa de cualquier cosa en este maelström de té tibio!
¡Hombres-altos de Liliput-Europa, pasad por debajo de
mi Desprecio!
¡Pasad vosotros, ambiciosos del lujo cotidiano,
anhelos de costureras de los dos sexos, vosotros cuyo tipo es el plebeyo D’
Annunzio, aristócrata de taparrabos de oro!
¡Pasad vosotros, que sois autores de corrientes
sociales, de corrientes literarias, de corrientes artísticas, reverso de la
medalla de la impotencia de crear!
¡Pasad, flojos que tenéis la necesidad de ser los
istas de cualquier ismo!
¡Pasad, radicales de lo Poco, incultos de Los
Adelantos, que tenéis la ignorancia por soporte de la audacia, que tenéis la
impotencia por puntal de las neo-teorías!
¡Pasad, gigantes de hormiguero, ebrios de vuestra
personalidad de hijos de burgués, con la manía de la gran-vida robada en la
despensa paterna y la herencia no desentrañada de los nervios!
¡Pasad, mixtos; pasad, débiles que sólo cantáis la
debilidad; pasad, ultradébiles que cantáis sólo la fuerza, burgueses pasmados
ante el atleta de feria que queréis crear en vuestra indecisión febril!
¡Pasad, estiércol epileptoide sin grandezas,
histeria-basura de los espectáculos, senilidad social del concepto individual
de juventud!
¡Pasad, moho de lo Nuevo, mercadería ya en mal
estado desde el cerebro que le dio origen!
¡Pasad a la izquierda de mi Desdén virado a la
derecha, creadores de «sistemas filosóficos», Boutroux, Bergsons, Euckens,
hospitales para religiosos incurables, pragmatistas del periodismo metafísico, lazzaroni
de la construcción meditada!
¡Pasad y no volváis, burgueses de la Europa-Total,
parias de la ambición de parecer grandes, provincianos de París!
¡Pasad, decigramos de Ambición, grandes sólo en una
época que cuenta la grandeza por centimiligramos!
¡Pasad, provisorios, cotidianos, artistas y
políticos estilo lightninglunch, encumbrados siervos de la Hora, pajes
de la Ocasión!
¡Pasad, «finas sensibilidades» por falta de espina
dorsal; pasad, constructores de café y conferencia, montón de ladrillos con
pretensiones de casa!
¡Pasad, cerebrales de arrabal, intensos de acá la
esquina!
¡Inútil lujo, pasad, vana grandeza al alcance de
todos, megalomanía triunfante del aldeano de la Europa-aldea! ¡Vosotros que
confunden lo humano con lo popular, y lo aristocrático con lo hidalgo!
¡Vosotros que confundís todo, que, cuando no pensáis nada, decís siempre otra
cosa! ¡Cencerros, incompletos, minucias, pasad!
¡Pasad, pretendientes a reyes parciales, lores de
aserrín, señores feudales del Castillo de Cartón!
¡Pasad, romanticismo póstumo de los liberalotes de
todas partes, clasicismo en alcohol de los fetos de Racine, dinamismo de los
Whitmans de zaguán, de los mendigos de la inspiración forzada, cabezas huecas
que hacen barullo porque van a golpear con ellas en las paredes!
¡Pasad, cultores del hipnotismo en casa, dominadores
de la vecina de al lado, cuarteleros de la Disciplina que no cuesta ni crea!
¡Pasad, tradicionalistas auto-convencidos,
anarquistas de veras sinceros, socialistas que invocan su cualidad de
trabajadores porque quieren dejar de trabajar! ¡Rutinarios de la revolución,
pasad!
¡Pasad eugenistas, organizadores de una vida de
lata, prusianos de la biología aplicada, neomendelianos de la incomprensión
sociológica!
¡Pasad, vegetarianos, teetotalers,
calvinistas de los otros, kill-joys del imperialismo de las sobras!
¡Pasad, amanuenses del «vivre sa vie» de
cafetín extremadamente de esquina, ibsenóides Bernstein-Battaille del hombre
fuerte del escenario!
¡Tango de negros, si fueses al menos minuet!
¡Pasad, absolutamente, pasad!
¡Ven finalmente a mi Asco, rózate finalmente contra
las suelas de mi Desdén, grand finale de los parvos,
conflagración-escarnio, fuego en pequeño monte de estiércol, síntesis dinámica
del estatismo ingenuo de la Época!
¡Rózate y arrástrate, impotencia estridente!
¡Rózate, cañones declamando la incapacidad de tener
más ambición que balas, más inteligencia que bombas!
ETC .
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