Teruel. Si recorres Teruel con tranquilidad -¿por qué correr si nadie te persigue?_ percibes inmediatamente que se trata de una ciudad amurallada con sus edificios clásicos en su interior: Catedral, iglesias,conventos,palacios,..y en este caso,unas Torres. Pero Teruel, en un terreno bastante irregular, se ha extendido fuera de ese cerco, de esas murallas que existieron, gracias a obras de ingienería como son los puentes y acueductos.
En su interior, con sabor y aroma, en su ambiente sigue desprendiendo el olor conocido de un tiempo detenido, de una cultura anquilosada que no acaba de dar el salto, a pesar de que en sus calles no se observa a nadie pidiendo limosna, lo cual ya es un avance.
Detrás de la Catedral, que se encuentra en el centro de esa zona amurallada, cuya torre-campanario se encuentra en obras,-¡qué pena!-, se sitúa el Museo Provincial o Museo de la ciudad en un edificio conocido como Casa de la Comunidad, de estilo manierista del siglo XVI,muy bello, con patio interior y portal del siglo XVIII.
El Museo se estructura, en un recorrido de cuatro plantas, en orden cronológico y con carteles que informan muy bien sobre lo que se va a ver. Luego está muy bien planificado y al menos da una idea general de la antiguedad de todos los turolenses, cuya historia no comienza con el mundo árabe (711), sino muchísimo antes. Bien es cierto que la influencia de sus Torres con mezcla de elementos árabes y esa historia de la conquista de los reyes cristianos parece trasmitir una idea de que Teruel siempre fue musulmana,pero no es así.
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