viernes, 13 de julio de 2012

MUÑOZ MOLINA, Antonio




Una familia de UN PUEBLO  ficticio “Mágina”: abuelos, padres, el protagonista, su hermana, y sus tíos. La tía Lola representa la frescura “flor lujosa en nuestra casa sombría de trabajo y austeridad” . También la historia de la familia y su relación con otos personajes del pueblo. La mirada de todo ello por el protagonista e incluso la melancolía y los recuerdos de un tiempo pasado.
“El viento de la luna” es el recuerdo y la nostalgia de un tiempo que fue, es el ajuste con la historia personal de cada uno, basándole en la historia colectiva. Hay dos mundos –que en el fondo también acaban- el desarrollado, el tecnológico (el Apolo pisando la luna) y el subdesarrollado, el campestre (la evolución del ser humano de Magina). Y en todo está la visión del protagonista. Un libro excelente.
El merito está en identificar que esos mismos elementos “avanzados” tecnológicamente tienen su identidad en aquellos “no avanzados”, que de alguna manera reflejan las sensaciones en el ser humano.
¿Sobre la subida a la luna? Lo leímos, lo vimos y participamos de los hechos. El mérito es destacar aquellas ideas científicas pero también insistir “en el conjunto de creencias populares que existían”.
¿Sobre el trabajo rural, sobre Mágina?. Hay que haberlo vivido: casas  sin agua, sin ducha, con frío, sin calefacción, la llegada de la tele, el colegio, trabajo duro en el campo, etc. Excelente Muñoz Molina. A veces hay una falsa modestia del escritor, pero refleja una realidad sumamente interesante.
Estilo: muy bien escrito. Tiene momentos de gran sensibilidad y lirismo . Uno de los capítulos más impactantes es cuando describe “el frío del invierno es una invasión misteriosa..” ¡genial! Y luego los recuerdos, la nostalgia de lo que queda en el último capítulo.
PENSAMIENTOS:
-No hay ningún adulto cuya figura no proyecte hacia atrás la sombra perpetua de lo que hizo o de lo que sucedió en otro tiempo. El pasado de los mayores es un mundo al que yo puedo asomarme por rendijas estrechas..
-La mayor parte de las cosas que me gustan son inaccesibles: las miro tras un cristal o desde una lejanía
a la que ya me he acostumbrado porque es una de las dimensiones naturales de mi vida.
-De la vergüenza hacia los otros puedo escaparme, pero no de la que siento hacia mí mismo. La vergüenza levanta un muro invisible, le hace a uno verse desde fuera, testigo incómodo de su doblez, cómplice indigno de su disimulo.
-(En el pueblo) Lo que más le piden al porvenir es que se parezca a lo mejor del pasado.
-En el mundo donde yo nací (…) todo o casi todo es áspero…
-Para ser quien imagino que soy o aquel en quien quisiera convertirme tengo que huir y tengo que esconderme.
-(Los del pueblo) Hablan de lo sucedido hace treinta años como si hubiera pasado ayer mismo y como si algo pudiera aún ser corregido: reviven pormenores de entonces tan febrilmente como los de esta tarde-…
 -Tú eres menos que una mota de polvo, que una chispa de fuego, que un átomo,  que un electrón (…) .
Y sin embargo tienes una conciencia , una memoria, un cerebro…
-(A su padre)Ya no soy  el que él conocía. A quien está esperando ver cuando se fija en mí es al niño que ya no existe y no al borrador torpe de adulto, que se irá alejando más de él cuando mayor se haga.
-¿De dónde vengo, que he tardado tanto en llegar?
-Pero en los sueños de cada amanecer vuelven los que se fueron uno por uno a lo largo de los años (…)
  

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