El espacio de nuestra vida no es ni continuo, ni infinito,
ni homogéneo, ni isótropo.
¿Pero sabemos dónde se quiebra, dónde se dobla,
dónde se desconecta y dónde se reúne?
Sentimos confusamente grietas, hiatos,
puntos de fricción,
tenemos a veces la vaga impresión
de que se atasca en alguna parte,
o que explota, o que choca.
Buscamos en raras ocasiones
saberlo por anticipado y muy a menudo
pasamos de una dirección a otra,
de un espacio al otro sin soñar
siquiera con medirlo, con hacernos
cargo de él, con tener en cuenta
los intervalos del espacio,
aun menos el de reinventarlo,(..)
sino de interrogarlo, o, más simplemente
incluso, de leerlo; porque lo que llamamos
cotidianeidad no es una evidencia,
sino opacidad: una forma de ceguera,
una mera anestesia.
G.Perec:Especies de espacios.
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