En el Suplemento de El
País del 22 de noviembre se elabora un comentario vacío que lleva
por título:” Yo, tertuliano” de Rubén Amón.
Rubén, ¿Por qué te empeñas en
atormentarnos con lo que sabemos, vemos y oímos?¿Es que no nos
abruman los mismos insípidos discursos con la mismas caras?
¿Para qué sirven todas
esas sesiones, matutinas o nocturnas, televisivas que no aportan nada
-ni siquiera "comedura de coco”-, aunque los presentadores de las
mismas -QUE NO DICES LO QUE COBRAN- te digan que llevan a los mejores
especialistas de cada materia -QUE TAMPOCO DICES LO QUE COBRAN-?
¿Por qué, hijo, te
empeñas en torturarnos un domingo? ¿Por qué quieres robarnos el
tiempo con banalidades que el más ignorante de los mortales sabe?¿O
has decidido que,- como tú posiblemente no veas la televisión ni
sigas los debates-,no es suficiente la tormenta de sinrazones,
chillidos, defensas de partidos, crítica al contrario,estudios
parciales con argumentos tipo ESO, falta de preparación,
estadísticas tergiversadas, ignorancia de la tradición y del
saber,...y miles de razones más?
¿Es que no ves que son
siempre las mismas personas -generalmente periodistas que lo que
escriben en el periódico por el día lo repiten en las tertulias por
la noche- capaces de entender de todos los temas -por tanto, de no
entender ninguno- que se hacen favores mutuamente para cobrar otro
sueldo más?¿NO HAY INCOMPATIBILIDAD EN ESTE ÁMBITO?
¡POR FAVOR, QUE VENGA
MONTORO CON EL COBRO DE HACIENDA! Gracias
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