Tiflológico

Camino por unas calles viejas, oxidadas, sin público
hacia la búsqueda del arte,
arte tiflológico, -aunque más capaz que cualquiera-
y me choco con la Once,- ¡qué maravilla
de silencio y soledad artística! - donde se guardan
tesoros del espíritu humano
"¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron
que yo no gocé jamás?" (Calderón)
me viene a la mente donde
me recibe una señora ciega
y tres enormes salas de sabiduría
sensorial.

Como si por mí pasaran los recuerdos
como si en otros lugares sólo hubiera imágenes
y las tallas, esculturas y pinturas me envolvieran
como si alguien, a los lados, me siguiera
hasta donde alcanzara mi vista y se escondiera
en un muro de silencio o mirada
para que yo no la gozara

Como si la tarde, lluviosa y holgazana,
se alegrara y me retuviera
en un nido de ideas y proyectos consentidos,
como si la voz de quien hablara
no se oyera, y yo siguiera mi camino

así, sin prisa, disfrutando, el suave céfiro
de habitación, el espacio que hablara
imantado de objetos, de sentidos
que explotan si la oscuridad  hablara.

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