Dice la propaganda: "El río Molinar, al noroeste de la provincia, ha creado una serie de saltos de agua que tradicionalmente han sido aprovechados para diversos usos. Es el mismo río el que divide al pueblo de Tobera en dos barrios, formando innumerables cascadas."
Fuimos de mañana, todavía en las cercanas montañas estaba detenida la niebla. Una pena, porque el paisaje es llamativo por sus montañas. El día también estaba lluvioso hasta que llegamos al lugar de la visita. Veis esa Iglesia de san Vicente mártir y al lado la ermita medieval de Santa María de la Hoz, como sujetando la montaña, la localidad en la otra parte del regato, que no pisamos. Nos hartamos de hacer fotos a ese regato o cascada intentando detener el agua que bajaba alegre, sobre el rudimentario puente observe la levedad de todo y en un momento determinado me pareció todo vacío hasta que algunos pájaros empezaron a cantar cuando vieron salir el sol. El sonido de la cascada se convirtió en música y fue una lástima no hacer todo el recorrido que turismo aconseja. Al menos la lluvia nos dejó un rato en paz.
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