jueves, 7 de enero de 2021

Nieves


 Llegó la nieve y lo blanco tapó el luto que cubría la meseta. En la ciudad, lo blanco no existe, solo el gris del cemento y esos árboles, que te abrazan y te tienden abrazos, dejando caer sus lágrimas al pasar bajo ellos. Lo blanco, se asocia a lo limpio, puro y bello. Nos admiran esos copos suaves y delicados que caen, a la vez pesados y moldeables.
Unos niños corretean en la calle, al lado de mi casa, con cara de carambano ante la sonrisa de sus madres. No hay padres, como siempre, Irene Montero. Unos niños que ven nevar por primera vez, como si fuese el manó del Éxodo, sólo aspiran a coger la nieve. ¿Por qué no la prueban? El maná fue el pan de los judíos, el cilantro actual. Les falta curiosidad.
Hace muchos años, me acuerdo de este caso, cuando Pácido, este hombre de meseta castellana, que en paz esté, contaba cómo conoció el mar, y explicaba que se quedó admirado al ver tanta agua, y que pensó:¿A qué sabrá tanta agua? Entonces, a la hora de bañarse, muy disimuladamente, para que nadie lo viera, se llevó a los labios con las dos manos el agua que tanto ansiaba probar, y comprobó que estaba salada , y entonces pensó: "malo, no se puede beber, vaya negocio"!
Y qué razón tenía, tanta agua, para qué?
Tanta nieve, para deslizarse y jugar?

 

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