No quería “hablar” de este tema,
porque muchas veces, en este blog, he opinado sobe cuál es el verdadero
problema de la sociedad dormida que
tenemos, pero ya no puedo más resistirme ante la cantidad de disparates, cambios
de opinión políticas que nos consideran poco menos que “tontos o idiotas”.
Se trata del coronavirus, de la
pandemia que no epidemia del coronavirus. ¿Hay alguien que hoy pueda creer a
la Organización Mundial de la Salud? He llegado a la conclusión que es un
conjunto de burócratas con un buche insaciable regentado por los
laboratorios.¡Como para creerlos!¡Les ha costado decir que era PANDEMIA!
Gracias que hoy tenemos una
ventaja que no existía en épocas donde también hubo gripes y pestes, y se trata
de la imagen, de las nuevas tecnologías que nos permiten saber al instante lo
que sucede en cualquier parte del mundo.
Y así fue como lo vimos: sucedió
en China: miles de gruas y excavadoras que pretendieron construir en una semana
no sé cuantos hospitales. Como no entiendo nada de virus, el día que vi aquello
comprendí la gravedad del tema: esto era como una peste.
Sí,era una peste que afectaba a
los chinos, trasmitieron las autoridades y los medios de comunicación
españoles. Una simple gripe. Y la inmensa mayoría de la población se lo creyó.
¿A quién pedimos ahora responsabilidades? Yo lo tengo muy claro: a los medios
de comunicación que se amansaron ante el Gobierno. Y por supuesto, si falta una
información crítica –y falta-; si los periodistas comulgan con las prebendas de
las subvenciones que da el Gobierno –y comulgan-; si cierran los ojos y
mantienen una ideología sin ideas –y la mantienen- ; esta sociedad de calle y
de bares, desinformada, no tiene ninguna salida hasta que se encuentra atrapada
en el precipicio. Después será demasiado tarde para reclamar.
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