SALIR
A LA CALLE
OTRA
vez
la
realidad se volvió tozuda:
este
es un tiempo en decadencia,
los
grandes mitos cayeron:
los
que tenían ideología se metieron en la trampa del becerro de oro,
los
ricos que pedían recortes se destaparon en el robo,
los
mercaderes fueron expulsados del templo,
el que
la hace la paga se convirtió en un cuento para niños,
y
hasta la vida intentó que lo viejo muriese y renaciese lo nuevo,
pero
parecía, -y es-, imposible.
OTRA
vez
abriste
los ojos como si te hubieras desprendido del cordón umbilical,
la
vida empezó a tener menos valor que la palabra,
la
justicia adoptó el tinte de las normas de juego de los niños en el
colegio,
-ahora
me la salto, luego no me gusta y la cambio-,
el
hombre de leyes inventaba teorías no legales, como cualquier
público,
-pongamos
por caso, el amor condicionó su actuación, lo hizo
sin
ser consciente, se le aplicará una ley para el caso: Botín o
Atucha-
el
empresario dejó de existir porque te diste cuenta que era tu dinero,
el
trabajo te era, de este modo, arrebatado injustamente,
aunque
no fue lo peor:
lo
peor era que lo que tenía que morir no lo hacía
y lo
que tenía que nacer no llegaba.
OTRA
vez
la
propaganda de los medios quería amargarte la tarde
y el
día, la noche y el mes, quizás el año;
los
mercados olían a cebollas podridas
y los
jubilados hablaban del desprecio del 0,25% de subida
que se
llevaba el agua,la luz, el coste de la vida;
el
mundo empezó a girar al revés
y se
anunciaron noticias de desórdenes,-siempre en otros países-,
y
algaradas que reflejaban que hasta aquí hemos llegado:
se
dejó de creer en el Estado de Derecho viejo y podrido
inventado
para defender al poder del gobernante:
los
poderes tuvieron miedo y la prensa señalaba que los capitales
emigraban:
de nuevo inventaron el miedo
para
atacar a los pueblos
sólo
que el pueblo se cansó de defender injusticias
y
salió a la calle
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