miércoles, 12 de noviembre de 2014

ESTHER FERRER

                                                                           Artista vasca, premio Velázquez de Artes Plásticas.



PERFORMANCE

Al otro lado, realidad incomprendida,
al otro lado del muro, obstáculo lingüístico,
el frío,
dentro de ti la vida es grande, excelsa,
el calor se resguarda en las sábanas blancas,
fuera, la violencia de las gotas de lluvia sobre los cristales,
en el interior el vaho caliente de los besos,
elevación,
de pie abarcando más y más,
la alfombra llena de hojas amarillas,
sobre la carne el sabor del otro,
el empuje que desarruga los misterios de la mente
ausente, caminando por el interior.
Otro golpe, una realidad extraña,
alguien que espera más allá,
tal vez un niño apaleado en una cuneta, muerto,
un hombre descuidado, en un portal, con barba, recibiendo la noche,
en el interior una horizontal alargada, trabajo de manos,
naranjas adornando la alfombra, amarillas,
viejos vínculos que huyen como fantasmas,
la humedad espesa que envuelve la calle y la ciudad,
el reposo
-todavía hay lugar para la esperanza,
para la vuelta, para el regreso, para el reconocimiento-
cansino aguantando el calor del frío hierro
otra actitud,
otra postura
lateral la mano buscando algo cálido:
el sabor de un plato dulce, de una noche de música;
en el exterior, la violencia del agua que cae sobre los motores
ignorantes,
no te rindas, por favor -hay deseo-
no te rindas más allá de lo necesario,
otra vez de pie,
la alfombra llena de hojas amarillas,
sigue, sigue, la necesidad con premura
hay espacio en la alfombra donde acabará
el cuerpo gozado, auscultado, investigado,
recorrido, entregado, saciado.
El mundo es el problema,
en cambio, las sábanas y la cama
hacen que lo grande sea pequeño,
lo arduo, fácil,
el silencio, comunicación,
la mirada, pasión
envuelve el cálido espacio la luz amarilla
las manos siguen, un gesto lento, lentísimo,
suaves murmullos de paz en lo recóndito,
en lo escondido, goce, por la falta de luz exterior.
Tal vez un pájaro pase volando calle abajo,
tal vez su canto augure una vuelta hacia sí,
por esos caminos pasan aquellos que abandonaron
la lucha de cualquier esperanza.
Llena de brotes la alfombra persa,
de hojas amarillas, besos amarillos,
luz en el interior de los cuerpos,
sin niebla que recubre el espacio abierto.
La violencia sigue luchando en las inclemencias
del tiempo roído por la noche
Las pisadas que se acercan, todavía lejos, no han sido citadas

al encuentro. Si llegan a deshora, comenzará el recuerdo.  

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