jueves, 4 de octubre de 2012

Paul Auster




“Estoy solo en la oscuridad, dándole vueltas al mundo en la cabeza…” así empieza “Un hombre en la oscuridad” que es “la historia…de un hombre que debe matar a la persona que lo ha creado”. ¿No os suena? A un tal Unamuno? Pero no hay comparación, todavía este americano no llega a la categoría unamuniana. ¿Qué reflexión? No existe. ¿Historias? “La concentración, sin embargo, puede darme problemas y las más de las veces mis pensamientos acaban derivando de la historia que pretendo contar a las cosas en las cuales no quiero pensar” Y es cierto, porque
-hay una historia principal: la vida de August Brill y su mujer Sonia, su infidelidad y reencuentro. También la imaginación del protagonista que recrea historias secundarias, pero importantes, que retratan “las guerras” contemporáneas: el fantasma en el foso (pozo, ¿no os suena?) del hombre (Brick) que le debe matar (a él, su creador:( Brill) cuyo marco es la guerra entre americanos (guerra civil por la independencia de algunos estados); otras historias laterales contadas por conocidos: profesora izquierdista descuartizada, pasaporte a familia por enamoramiento de oficial de las SS de la hija.
-Y otras historias: de la hija del protagonista, Miriam y la nieta: Katya, cuyo marido es decapitado por tv (¿nos suena?) en el conflicto de Irak.

No hay nada novedoso en la obra, ni siquiera el estilo. ¿Y dicen que es la mejor de sus obras? No lo entiendo. De vez en cuando pretende esmerarse en el estilo –porque en el contenido sale con historias laterales, algo así como Cervantes en el Quijote, pero sin su estilo- usando el punto de vista externo: “dejemos…., nos encontramos…”. Por lo demás, no creo que merezca la pena. 

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