Decía antes de acabar la lectura
del libro: acaba ya de una vez, acaba cuanto antes, acaba antes de que
anochezca, y me crea transformado, hundido en mi propia historia.
Así escribe Carlos Frontera. (Gracias a ti, Sara Mesa, se me ocurrió leer este desagüe interior)
Harto de yos, de invocaciones y
repeticiones que no son anáforas, pensé: Dios mío, aléjamelo, por qué he caído tan bajo? Esto
no es una novela, ni poesía, aunque adopta casi esta forma-voy a seguir con su
forma de narrar-, esto no es una historia, esto no son ni siquiera Ecos, esto
es un desagüe interior psicológico, líbrenos Señor, desembucha(habitación,
dolores, tapones de la nariz, cucarachas, enfermedad, subida al Monte Carmelo,
ah , no , Himalaya, tu rubia, tu padre…demasiado!!?...) porque estás en lo más
profundo que se puede estar, porque estás en un pozo sin fondo, porque estás en
una calle sin salida, porque estás en una noche sin fin, porque….
¿Hasta dónde hemos llegado para
que se nos pueda publicar algo?¿A quién te diriges? Lo sé, a nadie. Se trata de
que alguien te escuche, desembucha, habla, comenta, discursea, parlotea, di…
ECO es antiliteratura: yos
excesivos, repeticiones constantes, expresiones inacabadas, frases de Internet,
fíjate en las siguientes expresiones:
“….en una camilla en una sala
desierta..…abocetaba el alma…,con esa
extrañeza en lo alto, …le faltaba un hervor….solo muy al cabo….mi extremidad más
bulto que pie,…órganos y humores que conforman mi cuerpo,…eccema que aparece
cada tanto detrás de mi oreja, …era un mindundi.., si sale cara…si sale cruz…,
se esferifica,…Hay una capa de polvo sobre polvo sobre polvo sobre polvo sobre
qué, …hasta que los pies dos piedras de carne…En tanto cosa ajena (pies) a mi
cuerpo, caspa de palabras…” Y así todo el libro.
Pongamos otro ejemplo:
“Nosotros, los rezagados, los consumidos
por el fuego de la vergüenza, los aplastados por el peso de la culpa, los
acomplejados por la certeza de no dar nunca la talla, de no estar nunca a la altura,
nosotros, los incapaces, ÉRAMOS ejecutores y ejecutados de una espiral de
aislamiento que fluía hacia adentro, (éramos) las paredes de un embudo que se tragaba
nuestras cada vez más escasas fuerzas,
que acababan por desaguar sobre nuestro ánimo, (éramos) esa construcción mental
o sentimental o desesperanza en mitad de la montaña, mi Himalaya”
Lo mejor: LA PORTADA
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