Sin conocer la tradición, habiendo pasado de joven por este pueblo, seguía yo teniendo la imagen del burro cargado con los aperos de labranza por esas estrechas y circulares calles empedradas. Pero hoy, nada más lejos de la realidad. La leyenda de la peregrinación y la leyenda de la Virgen de Guadalupe, construida en un taller de Palestina por San Lucas el Evangelista son suficientes motivos para acercarse y admirar , de lejos, la escultura de la Virgen y el bordado de piedra del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, asi como en la parte trasera la Hospedería y sus ruinas. Un viaje interesante, hoy turismo puro para los bares que circundan el Real Monasterio y para los curas cuyo único interés parece es obtener dinero.
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