domingo, 6 de junio de 2021

Almas


 

Como si fuera un niño, mira las plantas; como si fuera la primera vez, se asombra de su evolución, de tanta belleza, distinta a otras , y recuerda, como si fuera un hombre, reflexiona,  que cada planta es distinta, como Platón soslayó cada planta tiene su alma, como cada ser tiene su cuerpo: cuerpo y alma diferente en cada ser existencial, aunque sólo, decía, el alma es inmortal, no perecedera y circula por los seres, de unos a otros, unos 5000 ó 9000 años.
Esa teoría le da ánimos, le ayuda a ser más precavido y cuidadoso, le incita para conocer mejor aquellas plantas que le rodean,  a aquellos seres de los que ha estado tan distanciados, a distinguir lo masculino de lo femenino, lo blanco de lo verde, amarillo o azul, a moverse en un pequeño universo de colores que se repite en cualquier parte del universo tierra, seres nada despreciables, que intentan acomodar su estado al tiempo que tienen destinado, según Platón. ¡Nada tan erótico como la sabiduría, ni siquiera el amor que siempre es individualista y caprichoso, según Platón!
Con estas reflexiones, abandona su mirada que se ha vuelto confusa, corrida, en un visor que poco a poco se desvanece centrándose en otras almas, las que corren por la calle a toda prisa sin atisbo de saber que esconde el mundo real.  

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