martes, 8 de junio de 2021

Luis Mateo Díez: Los ancianos siderales


 Con esto de la pandemia, nadie o, al menos yo no me fío de nada. Quiero decir, que nadie está libre de portar y coger el virus. Nos dijeron que hasta se podía trasmitir por una superficie , entonces dejé de comprar periódicos, hasta que he vuelto al café del bar, donde los estoy leyendo. En uno de ellos, no hace mucho, leí un artículo que el periodista Ansón dedicaba a la última obra del escritor leonés Luis Mateo Díez y decía:”   Luis Mateo Díez instala al lector en El Cavernal, un decadente edificio. En él, las hermanas Clementinas cuidan de los ancianos que vagan por los corredores de la Ausencia, las escaleras del Sentimiento o el patio de la Convalecencia. Viejos, pero no decrépitos, Cabal, Candín, Cardon y Omero, también Saladino, se sinceran con el doctor Belarmo, que resulta ser un falso médico, lo que provoca la aparición de dos hilarantes policías, el inspector Tineo y el comisario Lamerto..” Todo ello me produjo cierta curiosidad, además de que terminaba de leer un conjunto de relatos del mismo autor y seguía con ganas de conocer más.

Ya he leído la obra, que no es de mi gusto.

Me explico : su argumento es disparatado; es decir, su historia, según la estaba leyendo me vino a la memoria “El cuento de la criada” de Atwood, también una historia disparatada y surrealista,( a veces, tira un poco el estilo picaresco) pero a diferencia de esta con un pensamiento más profundo, la de Luis Mateo se queda en la profundidad del lenguaje, no de las ideas. Sus personajes, desconcertantes y donde nadie es lo que dice ser o aparenta ser, personajes raros, que esconden su verdadero ser. Idos, desconcertantes.     

Por otro lado, la estructura de la obra sí es perfecta, viene a coincidir con introducción o presentación, desarrollo y conclusión

Se trata de una historia de “ancianos siderales”, entre el expresionismo y el surrealismo. ¿El humor? Según Asón se había reído mucho leyendo esta obra, pero desde mi concepción del humor apenas tiene dos o tres líneas que se sitúen en ese campo. Para mí, es más expresionista.

El verdadero prodigio de la literatura de Luis Mateo Díez, para mí, es el uso del idioma. Muchas expresiones coloquiales: “vamos con pies de plomo, me pillan confesado, en el tira y afloja, nos iba de perillas, no es moco de pavo, no me hago la idea de lo tuyo, la vida te trae  y te lleva, a Dios gracias te perdimos de vista, he sacado en limpio; no me contestes, no quiero saber nada de ti, hay cosas…que es mejor olvidar; me echaron a perder…” y no sigo. De cómo introduce estas expresiones en una frase que quede gramaticalmente no sólo correcta, sino que parezca culta, que lo es, entendiéndola todo el mundo, Luis Mateo es un verdadero maestro. Su léxico rezuma un sabor popular inconfundible pero aderezado en un esquema oracional culto. Explota al máximo un vocabulario popular o familiar que se mezcla  casi con lo contrario, con un léxico culto, llegando a comparaciones que a veces parecen contradictorias o exageradas.”…supo que yo no era trigo limpio por mucha destreza con que manejara el fonendo. Me olió el mal aliento y la sobaquina.”(pág.151). A veces hasta lo inanimado de la gramática adquiere un significado nuevo:”.. como si el verbo sustantivo no afirmara  del sujeto lo que significa el atributo”.(pág.181)

Esta obra es una exploración del lenguaje en situaciones que, incluso, semánticamente son contradictorias, rompen el sentido del segundo periodo o lo comparan buscando una solución diferente a la enunciada: ”por ir siempre a donde no debía, acabé por hacerlo donde menos lo esperaba,” “Me refiero a lo que la sístole y la diástole tienen de contracción y dilatación…..,sin descartar lo que también tienen de licencia poética en el uso de las sílabas breves y largas”(pág.153). La variedad de sinónimos, las comparaciones o exageraciones sin los nexos típicas de las mismas, las dualidades en las ideas, y miles de recursos más hacen Luis Mateo, tal vez, uno de nuestros mejores novelistas. Si a esto le añadimos algunas ideas que el autor, sin ninguna propensión a hacer una obra moral, nos deja:”…la justicia no es otra cosa que el intento baldío de poner en orden las cosas, sabiendo como sabemos, que no hay orden que valga..”; Los seres humanos llevamos a cuestas el resultado de un desorden espiritual que nos incita a buscar la transcendencia, y de ahí viene el cristianismo, de esa desorganización y ese desorden”- Fin.Edit.Galaxia Gutenberg

No hay comentarios:

Publicar un comentario