miércoles, 22 de abril de 2020

DÍA DEL LIBRO


23 DE ABRIL, día del libro
Acabo de releer dos obras que hace años me parecieron bastante buenas por su narrativa. Hoy, en la madurez, las he encontrado, bastante regulares. Pero como es el Día del libro te las aconsejo por si no las has leído,  con algunas observaciones personales. Son: El jinete Polaco de A. Muñoz Molina y El lápiz del carpintero de Manuel Rivas. Por supuesto nada que ver con los grandes narradores de literatura, pongamos por caso, en España, Rafael Chirbes.
La primera, El jinete polaco,  es voluminosa y a veces  hasta resulta pesada por la insistencia en las mismas situaciones, hechos y lugares. La salva la facilidad narrativa, ligera, ágil e imaginativa, del autor. Muñoz Molina configura un retrato familiar en un pueblo andaluz, Mágina, pero recreando en parte el mundo de los bisabuelos, abuelos  y padres, así como su mundo y abarcando en esa relación diferentes personajes del pueblo a los que atribuye una intención política: el comandante, el fotógrafo, el médico, y otros personajes. A su vez nos cuenta de cómo se pasaba  la infancia y juventud de aquella época en los pueblos, tradiciones y costumbres, trabajo, estudio y amores, su vida de traductor y su relación con una chica del pueblo: Nadia Galaz.
Si eres de pueblo, villa o aldea este libro te puede interesar, porque es lo que hemos vivido todos. Te pongo algunos hábitos que eran comunes en toda España y que refleja muy bien Molina:
-El chocolate había que comérselo muy despacio, bocados chicos y mucho pan, repetía mi madre, no solo para que durara más, sino porque si uno se lo comía demasiado aprisa podía hacerle daño en el estómago. En todas las cosas usuales se escondían propiedades maléficas: el agua demasiado fría del botijo podía matarlo a uno de calenturas, entre el musgo de los tejados se criaban serpientes venenosas que algunas veces caían a la calle y a las que sólo podía movilizar y volver inofensivas el quinto hijo de una descendencia de varones, si uno era capaz de contar todas las estrellas en una noche de verano lo mataba Dios, si no se apagaba el brasero antes de irse a dormir la candela soltaba un humo que envenenaba a la gente dormida.(pág.173)……………..al que comía hierba se le hinchaba el vientre y se caía muerto en mitad de la calle (Pág.174)
-….pero el peligro parecía la condición más habitual del mundo, no acercarse a los gatos para que no arañaran, ni a los cascos de los caballos y los mulos, porque podían aplastarle a uno la cabeza, no ponerse bajo los aleros en los días de viento, porque una teja podía matarlo a uno…., no beber el agua donde hubieran escupido las salamanquesas, no descansar a la sombra en invierno para que no le diera a uno una pulmonía, no exponerse a los pasos del aire, que le dejaban a uno idiota y con la boca torcida y los ojos vueltos, no aceptar los caramelos de los desconocidos, que podían ser tísicos…., no respirar el aire inundado de gas, no tocar los enchufes, no mirar demasiado tiempo hacia ese  aparato…(pág.176)
-El halago de los malos amigos, que sólo contarían con uno mientras tuviera cinco duros en el bolsillo, el resplandor turbio de los bares, , la atracción de las mujeres que practicaban en los hombres incautos un vampirismo que los enloquecía y los acababa consumiendo,…, la blandura que traía consigo la pereza y la comida no ganada duramente….(pág.198)
-Todo era inverosímil: las familias en cuyos cortijos trabajaba mi abuelo en su juventud ahora estaban en la ruina, y sus palacios eran derribados para construir bloques de pisos. Los hijos desobedecían a los padres y abandonaban el campo para trabajar en la construcción, en los talleres de coches o carpintería metálica; las mujeres fumaban en público y llevaban pantalones, los hombres se dejaban el pelo largo y parecían mujeres, a los cantantes no se les entendía, se estaba volviendo habitual el escándalo…..
Pero todo en el fondo era falso: la carne de los pollos gigantes sabía a paja, los huevos de las gallinas condenadas al insomnio en las granjas modernas tenían las yemas pálidas y no alimentaban, la leche de botella debilitaba a los niños, el butano era más venenoso que el humo de un brasero mal apagado y podía estallar  como una bomba derrumbando casas enteras, la luz de los televisores podía dejarlos ciego a uno, los cantantes de la televisión en realidad no cantaban, sólo movían los labios y agitaban las caderas, la mitad de ls noticias que daban en los telediarios eran mentiras, los americanos no habían llegado a la luna..(pág.245)
-Creía con inquebrantable candidez en esas cosas:que el saber no ocupaba lugar, que el mundo era un pañuelo, que preguntando se llegaba a Roma, que la mejor lotería era el trabajo y la economía.(pág. 250)



La segunda, con un estilo más conciso y breve, y menos voluminosa, nos sitúa en plena guerra civil sobre un personaje llamativo, por sus ideas “avanzadas” y su actividad voluntariosa a favor de los demás : el doctor Da Barca, cuyo paso por la cárcel fue una verdadera y cruel aventura y el grupo de personajes que le rodea: Antonio Vidal, el carpintero, Marisa Mallo, la novia del doctor, el guardia Herbal, el sargento Landesa, etc.El periodista Calos Sousa va a investigar la vida de este doctor, una vez pasada la guerra, y nos introduce en una historia pasada y a la vez presente de aquellos personajes. Algunas frases de la obra:
-“las  fronteras de verdad son aquellas que mantienen a los hombres apartados del pastel”
-“..el humano no es fruto de la perfección, sino de una enfermedad”
-Que en el mundo no había nadie suficientemente bueno como para mandar sobre otro sin su consentimiento. Que la unión entre hombre y mujer tenía que ser libre, sin más anillo ni argolla que el amor y la responsabilidad.        
-La peor enfermedad que podemos contraer es la de la suspensión de las conciencias.



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