Ese hombre de La ventana Indiscreta (Hichcock) no mira, contempla la mañana igual que la tarde. La ventana es su mundo: la calle, los caminos, los paseos, la gente de enfrente, la gente del piso vecino que habla sin ton ni son, el movimiento, los niños que corren alborotados, las personas ,...La ventana es el otro lado, el otro mundo que cuchichea, el qué dirán, el vecino, el otro, el de más allá, el interior que esconde el mundo tanto de los vivos como de los muertos, mientras uno se consume en su interior, en un mundo podrido, sin recursos, porque solo interesa lo exterior. Observa de lejos los mil colores y estados que no puede comprender: a veces vida, a veces risas, a veces silencios o muerte, libertad y encierro a un mismo tiempo.
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