Leer una obra literaria es como ver una película. Cuando se acaba necesitas compañía para comentarla. Y sin embargo aquí, en estas 698 páginas, hay poquísimo que comentar. Entonces habrá que empezar a decir que sólo un tercio de la obra es válido, lo demás sobra y no aporta nada. Tampoco la obra. Eso sí, “va” de acuerdo con los tiempos, en lo que decimos “políticamente correcto”; pero tampoco se “moja”. Entonces para qué se escribe? Siento decirlo – por el esfuerzo que al autor le ha supuesto escribir unas mil redacciones como decíamos a los alumnos: a ver , vais a escribir sobre un día de salida con vuestros padres a El Escorial”, o “vais a contar un paseo que os daréis con vuestro perro por el parque”, o ·la charla que tendréis con unos amigos tomando algo en un bar”,.. No sigo, así es todo el libro. ¡Qué pena, Aramburu!
En el fondo los personajes son tres, que aburren al más pintado: Toni y su perra “Pepa”, su amigo Patachula, y su antigua novia Águeda con su viejo perro "Toni". La mitad del libro la ocupan ellos, contándonos, en primera persona, el protagonista, Toni, sus aburridos encuentros. La otra mitad es el matrimonio de Toni con la locutora Amelia, sus padres y los de ella, su separación y el rollo de su mujer con otra mujer, el hijo Nikita, un joven sin resuellos intelectuales, la indecente familia del hermano de Toni,.. en fin, nada especial, lo más vulgar y corriente del mundo, de un aburrido que aplasta.
Toni, profesor de instituto, ya ha conocido suficiente sobre la vida y programa su suicidio para dentro de un año. Mientras llega, por meses, nos cuenta su aburrida vida familiar y lo que va haciendo, desprendiéndose de todo, para no dejar al heredero ningún estorbo: fuera libros, fuera muebles,.. Pero al final…una mujer, su amiga, lo salva! Vaya Aramburu. No te digo más, porque no hay qué decir. Falta profundidad y resbala constantemente sobre temas que pudieran resultar interesantes. Tampoco la forma es convincente: los capítulos tan cortos parecen redacciones de alumnos de Bachillerato.
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