Tengo 96 años. Me jubilo.
Me río...¡ja,ja,ja! Me jubilo por
jubilarme, podría seguir: estoy sano: no me duelen las cervicales,
no tengo demencia de memoria, ni padezco de próstata,...pero para
qué? Si soy el presidente de más de doscientas fundaciones,
sociedades, asociaciones,etc(lo que se te ocurra)
Me río...Ahora que los
jóvenes se quejan de todo: de que no tienen trabajo, de que no
tienen dinero, de que no tienen casa, de que no tienen posibilidades,
de que están cansados...Y yo con 96 años trabajando. Me río de los que se
jubilan, dicen, con la finalidad de repartir el trabajo. Me río,
porque el trabajo está ahí...Hace falta querer buscarlo, como yo,
siempre en el curro, siempre sirviendo, siempre acompañando, siempre
estando al servicio, dispuesto, preparado …a lo que haga falta.
Me jubilo por jubilarme,
porque en el fondo podría seguir hasta los 106, qué digo 206 años,
ocupando un puesto que, a lo mejor, entonces no estará vigente, pero
qué joven va a querer ocuparlo? Nadie! Estos puestos de servir son
los más sacrificados: necesitan de mucha paciencia, y hoy la
juventud ya no la tiene, quieren todo rápido, rápido..vivir rápido,
gastar rápido, consumir rápido, pasar rápido. Pero yo soy de otra
época: ni la jubilación existía, ni tampoco lo rápido, a mi me
gusta lo eterno:” nacemos para trabajar”. Por eso renuncio a los
96 años; y el que venga detrás que se las apañe,..jóvenes,
jóvenes..trabajo, trabajo, trabajo...Ni siquiera los Directores de
bancos, me llegan! Prefiero no hablar de otras profesiones, donde ves
a hombres con 60, agotados, enfermos, tienen de todo: se les escapa
el pis, van curvos, respiran dificultosamente, ...excepto si es
político, bueno casi como yo, porque lo mío es casi político y
aquí está prohibido jubilarse hasta estar lleno, ya me entiende,....de
sed de poder.
Qué quiere usted que le
diga?.
Ha llegado el momento en
que uno se ríe de todo y de todos. Hay que compensar los momentos
serios que a lo largo de los años se han tenido que soportar. Por eso
me río ya que estoy tan cerca...tan cerca de la laguna Estigia, que
Caronte estoy seguro reconoce mi cara chupada, mi figura alta y
curva, mi piel seca en unos enormes huesos. No estoy hablando de la
muerte, sino del Hades, que nunca se jubila y del más allá.¿Me jubilo o no?
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