Del color que porta la luz, no del color del firmamento, sino del color interior. Un mundo de emoción, un mundo de alegría, de la abstracción y de las formas geométricas, a veces del encaje, del estudio del color fuerte, vivo, exultante.
Una admiración e interpretación personal, la búsqueda de lo que no sería perceptible sino es con la vista;el reflejo que portamos sin consideración y sin aprecio a lo más intimo de lo que somos: la visión que es la vida; y que vivir es ver no en blanco y negro sino en color. Gracias, amigo Pedro, por este recuerdo que olvidamos tan fácilmente.
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