domingo, 22 de enero de 2012

UNA TARDE..


UNA TARDE DE …

Muy lluviosa, era una noche muy lluviosa. De las miradas colgaban las necesidades. El deseo, de la arruga de los labios. Un poco más arriba, la disonancia del encuentro de la palabra. Si cuando bebes, piensas; si cuando fumas, razonas; si cuando me miras, deseas;… posiblemente llegue la noche. En la oscuridad se pierden los encuentros animales. La gloria de un momento camina en los interiores de las venas. El animal ha dejado de pensar. Se oye el agua silenciosa, apolítica. Los cuerpos humanos reciben mareas giratorias. La ciudad, con la lluvia, desprende oxígeno que descongestiona la sangre. La erótica vaga sola en los trajes de las rebajas. El individuo ha empezado a serlo, como en la película Robocop, al borde del colapso: frío, silencioso, camina, goteado, lleno de humedad viscosa, de vaho inconsistente hasta chocar con la puerta de la realidad.

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