Hasta las diez no abrieron. Las grúas ya trabajaban en la estructura exterior. Habíamos quedado con el Guía Turístico Mexicano. Este conocía el Museo y a sus trabajadores. No era la primera vez que iba con un grupo y sabía donde se encontraban los tesoros que , parece ser, conviene observar. Por cierto, un coñazo: tienes que dejar cualquier bolso, bolsillo, abrigo en unos armarios con cajones que funcionan con una moneda. En Berlín todo funciona con dinero: desde hacer pis, hasta meterse en los Museos. ¿Por qué no aprendemos un poco, o es que somos tan ricos?
Nada más abrir, nos explico el plano del museo que se venía a reducir a dos plantas. En la de la entrada están las tumbas y algunos relieves como el de Asurbanipal: "míralo que chulo y gracioso, no le iba mal la vida, fíjense en el peinado o el calzado que lleva, se nota distinción,.." Este era el sistema de explicación del Guía. Le daba un cierto toque popular, típico para borregos.
Como conocía al dedillo las salas, no seguíamos un orden determinado, sino que en función del público -por cierto, bastante numeroso- pasábamos de un lugar a otro que estaba sin gente. Es cierto que nos contó detalles que por cuenta de uno es imposible saber, a no ser que se lleve una información bastante completa y se pase uno toda la mañana en el Museo, que no estaría mal, porque la visita duró como dos horas.
En la planta superior, tienen la joya de la corona: Nefertiti. No te dejan hacerle fotos más que a casi 50 metros. Mientras la gente se acercó a verla, yo que la había visto en varios reportajes le comenté al Mexicano que había leído teorías sobre su falsificación. Apenas me contestó cabreado, sin siquiera plantearse el tema. Cuando ya no había nadie, bueno poca gente mirando a Nefertiti, me acerco a verla, hay un hombre que parece culto español y le digo en voz alta, que la escultura no es real sino imitada, una estafa; pero un vigilante que parecía latino me respondió que no, que era real. Yo lo dije simplemente por picar un poco.
Me gustaron mucho las esculturas de Akenatón y Tuntakamon, y también la de Nefertiti, en tamaño pequeño. Son bellas y preciosas, muestran un gran delicadeza; a veces en pareja o con el sol en una esquina. Una maravilla. Hubiese dedicado toda la mañana para estas esculturas. Hay otras sobre los oficios y vida de los egipcios también sumamente interesantes.
La visita fue un poco desordenada; pero confío que vimos lo principal , aunque fue demasiado de prisa todo, sin poder disfrutar de las obras.
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