domingo, 15 de agosto de 2021

Rosa Ribas


 Soy poco aficionado a la novela negra, apenas me interesa. A pesar de esto, caí en la trampa guiado por Fernando Aramburu,el autor de “Patria”, quien comentó en un periódico que deseaba leer “los buenos hijos” de Rosa Ribas, porque sino recuerdo mal, le había gustado “El pintor de Flandes” de la misma autora, y como yo lo había leído y no me había gustado nada, por lo poco lineal de la historia y confusa, pensé que a lo mejor estaba equivocado y merecía la autora otra lectura por mi parte.

Y ahora que ya lo he leído, sigo con la misma impresión. Este por lo menos se entiende.

La autora nos presenta una agencia de detectives formada por una familia disfuncional, pero una familia que se dedican a las actividades de detectives, nada especial, hasta que les surge un caso de una chica que se ha suicidado y que su familia desea saber por qué. Antes de que acabe la investigación ,la familia se echa para atrás, sin desear sabe el fin del tema, pero el hijo de la familia de detectives (matrimonio y tres hijos) sabe que hay algo raro y sin decírselo a su padre -creador de la saga. Decide seguir investigando por su cuenta con la ayuda de una hermana. El tema termina mal.

La historia no es del otro mundo.La autora la distribuye en tres partes.Pero si lo vas a leer, con que leas la última parte es suficiente, lo demás es secundario. Demasiado, para que sea un gran libro de novela negra como dicen en la portada algunos papanatas.

Está bien escrito. Estilo seco y cortante, carente de adornos y de reflexiones . Desde mi punto de vista es una obra muy secundaria




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