Una nueva mirada a aquellas edificaciones que no la exigen. Lo importante es el color que añade dramatismo a ese mundo derruido. Otra mirada donde se esconde la belleza del que es artista, y Luis Javier lo es. El hombre pasea entre su obra para escuchar los comentarios que como cualquier artista necesita, no del crítico entendido, sino del aficionado que asiste a contemplar parte de la intimidad de otro. Pero Luis nos sorprende por ese clasicismo y por tanto detalle.
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