Cuando no se sabe quién es, -por ejemplo filósofo nombrado en la dirección de industria como el uranio del que no se tiene ni idea-, cuando se confunde con los demás -por ejemplo que uno se crea doctor por copiar el pensamiento de Aristóteles- , cuando se cree más salvador que Alejandro el conquistador..uno lo achaca a que estamos en un período en el que todo el mundo parece enloquecer.
Hay momentos de inspiración y momentos de atontamiento,
tanto a nivel individual como colectivo.
Generalmente el arte está más cerca de la primera idea que de
la segunda, aunque en su historia se califican periodos rompedores, donde el
estilo se impone al contenido de la obra.
A nivel social, el tema es
distinto. Lo rompedor, socialmente, ha significado destrucción y guerra,
siempre la locura. Parece como si todo el mundo hubiera empezado a enloquecer .
Hay muchos momentos en la historia que atestiguan todo esto: pongamos por caso
los valores olvidados de la Revolución Francesa,
o la Revolución China donde la guardia roja destruía todo tipo de arte
tradicional. En estos periodos se suele establecer una única dirección, un
pensamiento único.
Podríamos decir que en nuestro país,
ahora, estamos también en este periodo en el que parece que todo el mundo está
enloquecido, dirigiendo el pensamiento en el no pensamiento y rechazando al que
se sale de la norma. Por eso cuantos menos elementos se utilicen, mejor;
cuantos menos opinen, mejor; porque menor será el número de ideas expuestas y más
repetidas.
Son momentos de estupidez general que llevan a la pérdida de la razón, de la cabeza, haciendo guiños vanales, inútiles, extraídos de los periódicos o de las Redes, que si eres Presidente de Gobierno o Ministro dicen mucho de ti. Es la violencia irracional que surge de la palabra, aunque no traspase la ley, es la dictadura sin dictadura, el engaño de la verdad.
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