Yo
digo: respiran. Las aristas vivas, el óxido, las curvas trazadas
entablan una relación con el aire. Éste entra, circula, llena el
vacío cercado por el hierro, se apoya en él, obliga al vigoroso
metal a hablar de sí mismo con cierta levedad. Quizás no haya
impostación tal como reflexionar a propósito de un valor absoluto,
del espacio, mediante una muestra de él acotada y ordenada
arbitrariamente. Y sin embargo yo digo: éstas son unas geometrías
orgánicas, contienen esas batallas de fuerzas contrapuestas que
alientan el devenir, reflejan los oxímorons y contradicciones que
generan la verdadera armonía. Contienen a Heráclito. La vida. Son
estructuras estáticas capaces de mentir, de que persigamos con la
vista líneas que, al mismo tiempo, podrían encontrarse y cerrarse,
o perderse en el infinito, de insinuar un movimiento que no llegará.
Yo digo: sus esculturas saben lo que han de contar porque respiran.
Alejandro
Narden, 2014
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