miércoles, 11 de febrero de 2015

DINERO


No hay peligro que no aceche
la astucia del poder corrupto
al hombre entregado, hirsuto
al tiempo, sin que se aproveche

del vil engaño que obtuvo
en la rápida y breve vida
ni poder disfrutar la guarida
del hogar, quien mujer e hijos tuvo.

Siempre queda una herida
agria, del polvo y sudor
diario, con tropezones al andar

el camino, y fuerte dolor
en el alma fría y desabrida
sin luz, sin hogar, sin paz.  



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