Soy la que soy.
Casualidad inconcebible
como todas las casualidades.
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Cuando pronuncio la palabra Futuro,
la primera sílaba pertenece ya al pasado.
Cuando pronuncio la palabra Silencio,
lo destruyo.
Cuando pronuncio la palabra Nada,
creo algo que no cabe en ninguna no existencia.
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Nada en propiedad, todo prestado.
Estoy empeñada hasta el cuello.
Tendré que liquidar la deuda
entregándome a mí misma.
Así está establecido:
devolver el corazón,
devolver el hígado,
y cada uno de los dedos.
.......
Del libro "El gran número. Fin y principio". ¡¡¡GENIAL!!!
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