sábado, 27 de julio de 2013

MIGUEL A. ASTURIAS


EL SEÑOR PRESIDENTE  es una gran novela. Es el círculo de poder que se extiende eliminando a aquellos que se consideran enemigos, traidores. 
RASGOS
-Uso de bastantes palabras del habla hispanoamericana.
-Hay un estilo lírico, un juego con el lenguaje que imita constantemente los elementos narrativos:
“La uñas aceradas de la fiebre le aserraban la frente. Disociación de ideas. Elasticidad del mundo en los espejos. Desproporción fantástica. Huracán delirante. Fuga vertiginosa, horizontal, vertical, oblicua, recién nacida y muerta en espiral…(“La fuga del Pelele)

-Ebriedad de cielo en la planicie elástica…(Capturas)

-El hombre se rellena de mujer –carne picada- como una tripa de cerdo para estar contento.(Vuelta en redondo)
-Perdone, siñor,  es que yo no estoy aquí no más.(El paradero de la muerte)

-¡Cómo dar crédito a los ojos; yo la vi enterrar y estaba cierto  que no era ella; ella está aquí en el corpus, en este cementerio oloroso a membrillo, a mango, a pera y  melocotón y de su cuerpo han hecho palomitas blancas, docenas, cientos, palomitas de algodón ahorcadas en listones de colores con adornos de frases primorosas: “Recuerdo Mío”, “Amor Eterno”, “Pienso en ti” , “Ámame Siempre”, “No me Olvides”!...”(Torbellino)
-Por eso –pensaba- se les promete a los humildes el Reino de los Cielos –jesucresterías-, para que aguanten a todos esos pícaros.(Camino al destierro)

De la exposición Nicanor Parra




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