miércoles, 17 de noviembre de 2010

VIVIR


VIVIR TODAVÍA ESPERO

Llegará la amarilla luz a tocar
las aristas puntiagudas o rectas de tus manos
moradas que escondes, esparces y tiemblas
como el viento, y el abanico que abanica,
llegará la matutina mañana como si fuera
hija de un día cualquiera a impactar su silencio
en el parque silencioso,
llegará el profundo mediodía, alto, envuelto
en el reposo de los vientres
llenos por el murmullo de la tabernas,
llegará otra vez la noche, oscura, inmensa
estrella de la estación florida, adormecida
con luces relucientes de paraisos extraños,

pero yo, todavía espero

aunque no soy la luz, ni la mañana,
ni el mediodía ni la noche
sino la sustancia de cada una de ellas
y el vacío que las contempla,
sino el cuerpo avanzado, invadido por poros
y arrugas, martilleado por los sentimientos
anímicos,
sino el vaho de un tiempo no correspondido
en la alcoba de un viejo hotel
donde te amé, y me amaste, y te amaron
y me amaron... con sabor a fruta recién devorada,


pero todavía espero

y en el esperar desvelo el tiempo pasado,
fruto del ayer, que me gustaría rectificar, aunque nada cambie,
desvelo la antorcha que se apagó sin ser encendida,
la semilla que pretendió germinar en la humedad,
aquellas palabras que pretendieron alcanzar el oído virgen,
desvelo el espacio que pudo ser recorrido, sin abusar,
y sólo lo fue con el pensamiento, sin solución, ideas
sin sentido que alumbraban el vivir de futuro,
desvelo que fueron hojas del recuerdo llenas de
sustancias neutras, malvividas,
desvelo que fue un tiempo que se perdió,
y aunque sin ignorar
posiblemente todavía espero.

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