Parece que va y vuelve, siempre el mismo y único.
Así son los dioses: únicos en su espacio, no necesitan de compañía, no esperan nada,no se detienen y caminan con los otros.
En cambio, las personas nos movemos gregariamente, parece que no somos nada si no formamos grupo de ese partido, de esa ideología, de ese paseo, de visitar el lugar que todos visitan, comer en el espacio que todos comen. Ahora se ha puesto de moda: lleva "playeros", no se puede salir sin llevar "zapatos" deportivos, carga con su mochila a la espalda, su pantalón si es hombre vaquero, si es mujer ajustado y negro, encima la sudadera ...así en todas las edades. El sentido gregario se ha convertido en una obligación.
Prefiero ser un dios, mientras el agua salada brilla con autonomía,me baño mentalmente en su oleaje y me pierdo en un mundo distinto y de ensueño.
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