viernes, 28 de agosto de 2020

Luces y sombras


 Fue una de mis primeras obras. Sí, obra artística. Quise reflejar: la tierra, el cielo, y el ojo que todo lo divisa. En lo alto, nunca estamos escondidos, siempre hay alguien que nos controla. El Ojo que todo lo ve, en el fondo es nuestro ojo, que no es otro que la conciencia. Hoy más que nunca: la conciencia que se atribuye a todos los seres. Nadie nos ve,pero sí nuestro pensamiento, que es quien dirige nuestras acciones, quien inventa nuestras historias, quien construye nuestro camino. El Ojo que portan los seres humanos y los inhumanos, el Ojo avizor.


 El Ojo que en las noches de verano se esconde en la oscuridad y aparece reflejado  en los soles del universo o en los planetas que brillan. Luz y oscuridad al mismo tiempo, viento y calma, lluvia y sol. Una observación a lo más escondido en nuestro ser. Aquello que nos guía en los momentos más difíciles, las luces del más allá


El Ojo, la misma luz que tienen las plantas cuando el agua y el sol se ajustan a su medida. Seres vivientes que llenan de oxígeno el espacio y transforman la vida. No puede menos de estar presente ese mismo Ojo, ojo avizor, que, al llegar el frío, la oscuridad se conmuta en noche sempiterna. Mientras siga abierto, tendremos esperanzas, hoy más que nunca ante tanto ser dormido.

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