Octubre, mes de remanso
que gira en torno al tiempo, seco, caluroso, como si fuera verano que
no se quiere marchar. Hasta el caballero, a lo lejos clama:”agua,
agua para mi caballo”. En el estanque, el tiempo se ha detenido en
su brillo, como un cristal que reflejara, mansamente, la realidad que
no contiene. Un ser en el otro lado y un no ser en el reflejo. “Ser
transparente es estar en tal sitio” dice la alcaldesa de Madrid,
Carmena. Me considero transparente porque hice esta fotografía y
estuve en ese sitio, en silencio,Carmena, sin perturbar, dejando un
reguero de hojas tumbadas, un arco simulado, un jinete en su caballo
de estatua, todo transparente. Porque es octubre, de oro amarillo, de
sol amarillo en una mañana transparente. Así en la realidad. Por
mucho que la ignores, por mucho que la revistas de extraños
ropajes,de idas y venidas, de palabras vacías, de políticas sin
sustancia, no engaña. El tiempo lo dirá.
Después vendrá
noviembre y diciembre con sus lluvias, tal vez sus nieves, -o algunas
elecciones-y también aquello será realidad porque es su tiempo, el
tiempo que conforme al mismo, debe hacer; el tiempo que conforme a
los resultados decidirán los ciudadanos si fue o no transparente.
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