Entonces oí hablar al Creador, sin
nombre, que es un simple hueco en el vacío, hermoso, como un
ombligo.
«Hice un gran ruido y este ruido
formó el océano y las olas del océano.
»Este ruido irá siempre pegado a
las olas del mar y las olas del mar irán siempre pegadas a él, como
los sellos en las tarjetas postales.
»Después tejí un largo bramante
de rayos luminosos para coser los días uno a uno; los días que
tienen un oriente legítimo y reconstituido, pero indiscutible.
»Después tracé la geografía de
la tierra y las líneas de la mano.
»Después bebí un poco de cognac
(a causa de la hidrografía).
»Después creé la boca y los
labios de la boca, para aprisionar las sonrisas equívocas y los
dientes de la boca, para vigilar las groserías que nos vienen a la
boca.
»Creé la lengua de la boca que
los hombres desviaron de su rol, haciéndola aprender a hablar... a
ella, ella, la bella nadadora, desviada para siempre de su rol
acuático y puramente acariciador.»
(....)Y aprovechando este reposo bien
ganado, comencé a llenar con profundos pensamientos las casillas de
mi tablero:
«Los verdaderos poemas son
incendios. La poesía se propaga por todas partes, iluminando sus
consumaciones con estremecimientos de placer o de agonía.
»Se debe escribir en una lengua
que no sea materna.
»Los cuatro puntos cardinales son
tres: el sur y el norte.
»Un poema es una cosa que será.
»Un poema es una cosa que nunca
es, pero que debiera ser.
»Un poema es una cosa que nunca
ha sido, que nunca podrá ser.
»Huye del sublime externo, si no
quieres morir aplastado por el viento.
»Si yo no hiciera al menos una
locura por año, me volvería loco.» (V.Huidobro)
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