LOS
ENAMORAMIENTOS
(Comentario: un Javier Marías repetitivo -con respecto a sus libros anteriores- agotado, cansado. Así es esta novela. Ni siquiera la trama -¡cuántos crímenes sin juzgar y cuántas cobardías- se manifiesta lúcida. Y las reflexiones -que escribo a continuación- ya aparecen en otras novelas. En conclusión, decepcionante.)
-Que lo que ha pasado debe
dolernos menos que lo que está pasando, o que las cosas son más llevaderas
cuando han terminado, por horribles que hayan sido. (I)
-Nada más se nos quita si
se nos quita de en medio. Nada más se nos acaba si uno ya se ha acabado.
-Es la horrible fuerza del
presente, que aplasta más el pasado cuanto más lo distancia, y además lo falsea
sin que el pasado pueda abrir la boca, protestar ni contradecirlo ni refutarle
nada.
II
-Lo que dura se estropea y
acaba pudriéndose, nos aburre, se vuelve contra nosotros, nos satura, nos
cansa. Cuántas personas que nos parecían vitales se nos quedan en el camino,
cuántas se nos agotan y con cuántas se nos diluye el trato sin que haya
aparente motivo ni desde luego uno de peso.
-Nunca nos parece el
momento justo, siempre pensamos que lo que nos gusta o alegra, lo que nos
alivia o ayuda, lo que nos empuja a través de los días, podía haber durado un
poco más, un año, unos meses, unas semanas, unas cuantas horas, nos parece que
siempre es temprano para que se les ponga fin a las cosas o a las personas,
nunca vemos el momento oportuno, aquel en el que nosotros mismos diríamos: “ya.
Ya está bien”
-Nos trae sin cuidado
rebajarnos ante nosotros mismos, al fin y al cabo nadie nos va a juzgar ni hay
testigos. Cuando nos atrapa la tela de araña fantaseamos sin límites y a la vez
nos conformamos con cualquier migaja, con oírlo a él, con olerlo, con vislumbrarlo,
con presentirlo, con que aún esté en nuestro horizonte y no haya desaparecido
del todo, con que aún no se vea a lo lejos la polvareda de sus pies que van
huyendo.
-Cuando uno desea algo
largo tiempo, resulta muy difícil dejar de desearlo, quiero decir admitir o darse cuenta de que ya no lo desea o de que
prefiere otra cosa.
-“Nada ha cambiado, sigo
aquí y sigo queriéndote. Nada te revelo, tú te has dado cuenta hace tiempo y te
dejas querer por mí, es agradable sentirse amado por quien nada te va a pedir.
Yo me retiraré cuando decidas que basta, que ya está bien, cuando me abras la
puerta y me veas ir hacia el ascensor sabiendo que no vendré más.”
III
-El que no esperaba nada
acaba exigiendo, el que se acercaba con devoción y modestia se torna tiránico e
iconoclasta, el que mendigaba sonrisas o atención o besos de la persona amada
se hace de rogar y se vuelve soberbio….El paso del tiempo exaspera y condensa
cualquier tormenta, aunque al principio no hubiera ni una nube minúscula en el
horizonte.
-Nadie puede quejarse de
no haber nacido, o de no haber estado antes en el mundo, o de no haber estado
siempre en él, así que, ¿por qué habría de quejarse nadie de morir, o de no estar
después en el mundo, o de no permanecer siempre en él?....Nadie objeta la fecha
de su nacimiento, luego tampoco habría de objetar la de su muerte, igualmente
debida a un azar.(,…) Y si ya se estuvo en la nada, o en la no existencia, no
es tan extraño ni grave regresar a ella,…
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