martes, 26 de marzo de 2013

SALAMANCA Y LA CELESTINA

LEY ES DE FORTUNA QUE NINGUNA COSA EN UN SER MUCHO TIEMPO PERMANECE

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¿Para quién edifiqué torres?
¿Para quién adquirí honras?
¿Para quién planté árboles?
¿Para quién fabriqué navíos?
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Pero bien sé que sobí para descendir,
florecí para secarme,
gocé para entristecerme,
nací para vivir,
viví para crecer,
crecí para envejecer,
envejecí para morirme.
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El placer no comunicado no es placer.
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El propósito muda el sabio; el necio persevera.

La distancia de las moradas no despega el amor de los corazones.


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Extremo es creer a todos, y yerro no creer a ninguno.
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Y traído, voime.

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