A pesar del viento
que azota la costa gris
-peine de silencio-
A pesar del día vil
y lluvioso, tú aguantas
en la curva montaña:
porque estás ahí
dejando entre los ojos
correr, del buey cojo
las lágrimas, por herrero
martillar los hierros,
de óxidos eternos
cencerros de sonidos
por laderas viejas
peatones y sirenas.
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