LA ROSA
Crecían las penas de la rosa.
Enredada en un campo de hierbajos, la inerme rosa
Sintió la brisa del paraíso una sola vez, luego murió.
Los niños lloraba: “Rosa, vuelve.
Te amamos, rosa”. Entonces alguien dijo que pronto
Tendían otra rosa. “Venid, queridos,
Vamos al estanque, asomaos
Y ved vuestro reflejo mirándoos. ¿La veis ahora,
Cómo sube a la superficie con los pétalos abiertos y se
Convierte en vosotros”.
“Ah, no –dijeron-, somos lo que somos… nada más”.
Qué perfecto. Qué antiguo. Qué irreparable.
Mark Strand: Hombre y camello.Visor
viernes, 27 de mayo de 2011
LA ROSA
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