viernes, 27 de mayo de 2011

LA ROSA


LA ROSA

Crecían las penas de la rosa.
Enredada en un campo de hierbajos, la inerme rosa
Sintió la brisa del paraíso una sola vez, luego murió.
Los niños lloraba: “Rosa, vuelve.
Te amamos, rosa”. Entonces alguien dijo que pronto
Tendían otra rosa. “Venid, queridos,
Vamos al estanque, asomaos
Y ved vuestro reflejo mirándoos. ¿La veis ahora,
Cómo sube a la superficie con los pétalos abiertos y se
Convierte en vosotros”.
“Ah, no –dijeron-, somos lo que somos… nada más”.
Qué perfecto. Qué antiguo. Qué irreparable.
Mark Strand: Hombre y camello.Visor

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