viernes, 9 de julio de 2010

Xavier Mascaró

¡Los barcos, los barcos...
he ahí cómo navegan en el asfalto de la ciudad
desparecido el humo, vesperal heraldo,
sin peces ni juncos
donde trinan arbóreas aves
sin esperar a que se sumerja
en los fluviales mares,
sin cañones ni ruidos humanos,
arrastrados a la vida
en admiración del arte.

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