jueves, 31 de octubre de 2013

Magdalena Atria



La casa, enmohecida por la humedad, resiste al tiempo. No hay hombres ni llegaron últimamente.El silencio cubre las hojas caídas, amarillas. Mientras, la vegetación se agarra furiosa por las paredes. El verde alumbra el paisaje. En las grietas de la casa,en las rendijas, boquetes y agujeros lucha la naturaleza por derribar  la humanidad. Mundos silenciosos.Reptiles huidizos.
Un año, antaño; un mes, unos meses; un día, varios días, seres humanos probablemente aquí vivieron.Y la luz. Bebieron, posiblemente, la luz verde, la niebla verde y el aire verde.¡La paz!
Y, sin embargo, su recuerdo se ha esfumado, vedado con la maleza.Si alguien ignora, son ellos. Si alguien no recuerda, son ellos. ¡Tan poco tiempo para la memoria!



No hay comentarios:

Publicar un comentario